Elegancia y sencillez - Alfa y Omega

Elegancia y sencillez

Isidro Catela
Esperanza Aguirre, en 'Mi casa es la tuya'
Esperanza Aguirre, en Mi casa es la tuya. Foto: ABC.

Hay casas tomadas, casas encendidas, tu casa, la mía y, luego está la de Bertín Osborne, que es casa aparte. Decía Baltasar Gracián que es desgracia habitual en los ineptos la de engañarse al elegir profesión, al elegir amigos y al elegir casa. Basta llegar al umbral de este hogar televisivo para darnos cuenta de la competencia de Bertín al elegir a qué dedicarse, al escoger a sus amigos y al planificar con ellos detalladamente en qué lugar ha de invitarles a conversar y a cocinar. Mi casa es la tuya, ahora en el prime time de los lunes y en Telecinco; antes nos interpelaba en Televisión Española con ese dicho, en ocasiones vulgar, de si en tu casa o en la mía. En realidad, da lo mismo, porque a la gente le trae sin cuidado cómo se llame o en qué casa haya sofá y paella. Es el programa de Bertín. Y punto. Un formato tradicional de entrevistas que, con una adecuada mano de pintura, triunfa en audiencia. En su elegante sencillez está su mayor gracia. Hartos de la entrevista de declaraciones, de la entrevista política que todo lo devora y en nada profundiza, Bertín Osborne tira de campechanía y estilismo para adentrarse en los difíciles vericuetos de la entrevista de personalidad, donde se combinan memoria e infancia, presente, futuro y espacios limpios como las casas, que siempre guardan secretos. El programa, además, cuenta con una excelente selección musical y una cuidadísima posproducción (esos efectos que ponen el contrapunto con declaraciones de amigos y familiares del entrevistado o con fotos que se insertan a modo de álbum que decora las paredes de la casa). Imprescindible, por cierto, la biografía animada con la que arranca el programa. Es el aperitivo perfecto antes de que llegue Esperanza Aguirre en bicicleta, Miguel Ángel Revilla engole la voz y le cante a Cantabria, o vuelvan a casa juntos Martes y Trece. Al fin y al cabo, de eso se trata: de volver a casa, no solo por Navidad, y de celebrar en torno a una mesa que estamos hechos para el encuentro.