De la bolsa a la vida - Alfa y Omega

De la bolsa a la vida

Clara Pardo Gil, licenciada en Derecho y Económicas y antigua trabajadora en bolsa y el sector bancario, es la nueva presidenta de Manos Unidas para los próximos tres años. El nombramiento, acordado por la Asamblea de Manos Unidas celebrada el pasado fin de semana, está a la espera de ser confirmado por la Conferencia Episcopal

Cristina Sánchez Aguilar
Clara Pardo Gil, en uno de sus viajes a proyectos del continente asiático. Foto: Manos Unidas

Clara Pardo Gil aterrizó en el departamento de Proyectos de África este hace ya 14 años. Su primer viaje fue a Sierra Leona. «Acababan de salir de la guerra, así que fue un viaje muy impactante que me dejó claro desde el principio para qué estaba en Manos Unidas. Desde entonces, cuando me llegaban proyectos ya no veía papeles. Veía niños, mujeres, pozos de agua». En 2006 llegó al departamento de Asia como coordinadora, en el que trabajó durante diez años. Hasta el viernes pasado.

Esa experiencia en el terreno es una de las grandes aportaciones de la nueva presidenta de la institución. Pardo reconoce, en su primer día en el cargo, que «los proyectos, que es de lo que más sé, es por lo que estamos aquí trabajando. Y por eso creo que tenemos que darlos a conocer más». A pequeña escala se producen cambios cuando «cuentas, por ejemplo en una cena de amigos, que acabas de llegar de Líbano, de visitar un proyecto de refugiados. La gente te pregunta y se va a casa sabiendo todo lo que se puede conseguir con un euro donado». Que todos los españoles sean parte de esa cena de amigos es uno de los objetivos de la presidenta electa.

Licenciada en Derecho y Económicas por la Universidad Pontificia de Comillas, Pardo siempre tuvo claro «que quería trabajar en el sector financiero». Comenzó su periplo laboral en la banca, después en bolsa y «por una serie de circunstancias familiares quise parar un poco. Siempre había tenido inquietud por ayudar a la gente más necesitada, y pensé en hacer un parón de un año, como mucho dos». Pero fueron 14. «Cuando llegas aquí te enganchas, está claro. Eso sí, tienes que tener un compromiso fuerte, porque que seas voluntario y no tengas un sueldo a fin de mes no significa que no tengas responsabilidad. Si yo no vengo, hay por ejemplo muchas escuelas que no avanzan», explica.

Sentir lo que ellos sienten

Parte de ese compromiso nace de comprobar, con sus propios ojos, la realidad de las personas a las que ayuda Manos Unidas. Durante los diez años como coordinadora del departamento asiático, Clara Pardo ha viajado por todo el continente. «Cuando llegué a un centro de salud en Líbano que atiende a los refugiados y se me acercó una mujer para contarme entre sollozos que tuvo que huir de su casa en Alepo para no morir… yo también empecé a llorar. Y sé que voy a hacer todo lo que pueda por ese proyecto porque, además, ya le he puesto cara». Lo mismo ocurre «cuando vas a la India, a visitar los proyectos de empoderamiento de la mujer. Fui a una reunión por primera vez y estaban todas tapadas con el sari, sin atreverse a hablar. Después de un tiempo de trabajo con ellas volví, y se quitaban la palabra unas a otras».

Además de ayudar a transmitir todas estas vivencias «para ayudar a la sensibilización, nuestro trabajo más importante en España», el reto a corto plazo de la presidenta electa es apoyar «la campaña anual, porque la concienciación en la seguridad alimentaria no se consigue en un día, sino que es un trabajo lento». Otro de sus objetivos es «ser capaces de llegar a los jóvenes, que vean lo que hacemos y se involucren en la organización, porque son nuestro futuro».