Manuel González López-Corps: «El mundo no va a creer si nos ve divididos» - Alfa y Omega

Manuel González López-Corps: «El mundo no va a creer si nos ve divididos»

Carlos González García

El arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, ha nombrado recientemente a Manuel González López-Corps, sacerdote de la archidiócesis de Madrid, profesor en la Universidad San Dámaso y adscrito a la parroquia de la Concepción de Nuestra Señora –sede del rito hispano-mozárabe en Madrid–, nuevo director del Centro Ecuménico, con el fin específico de trabajar por la unidad de los cristianos, como han venido realizando hasta ahora las Misioneras de la Unidad. López-Corps ha atendido a la petición de Infomadrid para destacar que la tarea fundamental del centro es «eliminar juicios o acciones que puedan romper muros y barreras» y «la creación de puentes».

¿Qué supone esta nueva tarea para usted?
Esta labor implica colaborar en el movimiento ecuménico; una apuesta grande por continuar lo que inició en Madrid Julián García Hernando, con las Misioneras de la Unidad, en orden a llevar a cabo el deseo de Cristo de que todos sean uno. Eso es lo fundamental. El movimiento ecuménico son todas las actividades e iniciativas que, según las necesidades que vayan suscitándose, puedan favorecer la unidad de los cristianos. En definitiva, el diálogo, conocimiento, oración litúrgica, conocimiento cultural, actividades para la justicia, para la paz…

¿Cuál es el espíritu del Centro Ecuménico?
El centro es un apoyo a la Delegación Diocesana de Ecumenismo, y tiene que promover en nuestro ambiente católico y no católico todo tipo de esfuerzos para eliminar juicios o acciones que puedan romper muros, barreras, de cara a la relación entre los cristianos. El centro tiene que crear puentes. Eso es lo fundamental y lo que deberíamos acentuar: la creación de puentes.

¿Cree que es necesario, ahora más que nunca, el diálogo y el encuentro entre personas que trabajan por la unidad?
Los que creemos en Jesucristo tenemos que estar unidos, y esa exigencia viene de Cristo y tiene el efecto de que el mundo crea. El mundo no va a creer si nos ve divididos. La verdad es Cristo, y cuanto más nos acerquemos a Él todos, más cerca estaremos unos de los otros. El fundamento es Jesucristo, confesarle como Señor de nuestras vidas y acercarnos a Él; la cercanía a Cristo será la cercanía entre nosotros.

¿Y ver en los otros, también, el rostro de Cristo?
Sí, aunque no es fácil. San Benito decía que hay que recibir al que llega como a Cristo mismo. Y eso es muy difícil, porque otro llega y queremos que piense como yo… Y yo pienso que en la Iglesia hay una consigna, que dice que unidad no es uniformidad. La unidad no se puede confundir con uniformidad. Todos tenemos que caminar hacia la unidad, pero no tenemos por qué ser clones.

Un cargo, cuando menos, con una responsabilidad grande…
Supone audacia y creatividad. Es una gran apuesta del arzobispo de Madrid, en consonancia con lo que tantas veces dijo el Concilio y aquel deseo grande de Benedicto XVI, quien decía que en su pontificado había dos grandes ideales: el ecumenismo y la liturgia. El poder rezar juntos, conocernos, derribar muros, dialogar y hacer acciones conjuntas por la justicia y la paz en el mundo. Una voz unánime de la Iglesia es fundamental.

Además, en el momento en que se acaba de celebrar en la mezquita de Madrid un acto organizado por varias instituciones y organizaciones de diferentes tradiciones religiosas de Madrid.
El ecumenismo es un movimiento intraeclesial, entre iglesias y comunidades eclesiales. El ecumenismo es el camino dirigido a la unidad de los cristianos, y en este ambiente actual de secularismo, de relativismo, y a veces también de ataque o de indiferencia contra lo religioso, es bueno que todos los que creemos en un solo Dios, que creemos que hay una trascendencia, que al menos estemos en paz, unidos y hagamos cosas en común. Porque un mundo que no está abierto a la trascendencia, es tremendamente peligroso. Los que estamos abiertos a la trascendencia, sabemos que Dios es el mismo Dios que nos ama a todos, y eso es fundamental.

¿Qué mensaje le daría a los cristianos de esta Iglesia que peregrina en Madrid para que no olviden la importancia de esta unión entre todos y para todos?
Recordaría lo que ha dicho el Concilio: ha apostado por preocuparnos unos de otros, adelantándonos al encuentro del otro, no esperar a que el otro venga. Servirle, conocerle, tener un ánimo sincero, atento… Y todo esto puede aportarnos el conocimiento más profundo de tres cosas: la Sagrada Escritura, nuestra espiritualidad eclesial y los aspectos que han contribuido a la desunión de las iglesias, para no volver a repetirlo y poder superarlo.