¡Gracias, padre; gracias, amigo! - Alfa y Omega

¡Gracias, padre; gracias, amigo!

Colaborador

Para que tengan vida, y vida en abundancia (Jn 10, 10) reza el lema episcopal de monseñor César Augusto Franco Martínez. A lo largo de 18 años como obispo auxiliar de Madrid, muchos han sido los que han podido experimentar que lo propio de Dios es hacer, dar Vida en abundancia en su Iglesia, también a través de sus pastores, como lo ha sido don César en nuestra Iglesia diocesana. Durante algunos de estos años, he podido vivir cerca de monseñor Franco como secretario personal. Muchos son los recuerdos que vienen al corazón: alegrías, proyectos, pérdidas significativas…, y sobre todo, la certeza de que el Señor, como Buen Pastor, siempre guía y acompaña a sus hijos. Lo que ha supuesto en mi vida el servicio eclesial de acompañar y ayudar a don César en su ministerio episcopal, es la gratitud por poder reconocer el empeño de Jesucristo por dar la Vida a su pueblo y hacerlo a través de la entrega sacerdotal y episcopal.

Gracias, don César, por decir a Jesucristo, por haberse fiado de Él y entregar su vida a favor de su Iglesia, de esta Iglesia diocesana de Madrid que le vio nacer, crecer, madurar, y a la que se entregó amándola y sirviéndola. Como nos decía en la Curia el día en que fue nombrado obispo de Segovia, hablar de Madrid es hablar de mi madre, porque aquí lo he recibido todo. ¡Gracias, señor obispo; gracias, don César; gracias, padre; gracias, amigo! Deseo que siga dejándose hacer por Quien le ha guiado siempre: Jesucristo. Y que esa tierra segoviana que le recibe con ilusión y alegría, sea esa esposa amada por la que se siga desviviendo para que tengan vida y la tengan en abundancia. No le faltará la oración, ayuda y afecto de sus hijos y hermanos, los diocesanos de Madrid.

José A. Álvarez Sánchez