El «cultivo de futuro» de Cáritas Asturias - Alfa y Omega

El «cultivo de futuro» de Cáritas Asturias

La Bioescuela de agricultura ecológica abierta por Cáritas en Avilés ayuda a jóvenes y a parados de larga duración, y crea conciencia para cuidar el medio ambiente

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Varios usuarios de la Bioescuela que Cáritas Asturias tiene en Valliniello. Foto: Cáritas Asturias

La Bioescuela de Cáritas Asturias se inauguró en Valliniello, Avilés, en mayo de 2014, como un proyecto que demandaba la población joven de la región para dar respuesta a su necesidad de formarse y encarar el futuro con más esperanza. Fue también, como explican desde Cáritas, «una opción para responder y estar al lado de las personas a las que la sociedad parece que tiene poco que ofrecerles».

La Bioescuela está ubicada dentro de una parcela de 1,5 hectáreas que comparte con la casa de acogida que Cáritas tiene en esa localidad. Cuenta con módulos prefabricados donde se ubica un taller, un aula para clases teóricas y aseos. Dos años después de su puesta en práctica, se trabajan casi 4.000 metros cuadrados de tierra, de los cuales 500 corresponden a dos invernaderos y 3.500 a cultivos al aire libre. Más de 70 frutales aumentan la diversidad de productos.

Una respuesta al mercado

La institución caritativa de la Iglesia en Asturias se dio cuenta, a través del acompañamiento a las personas en riesgo de exclusión que acudían a ellos, de que «la solución a la situación de desempleo no pasa por recuperar un mercado de trabajo que se encuentra en crisis», ni «en la mera reactivación económica que reintegre a personas desocupadas en empleos similares a los de hace una década».

El delegado diocesano de Cáritas Asturias, Jesús Rodríguez de la Vega, explica que «la actual dinámica del mercado laboral expulsa y deja al margen a un grupo de personas que no son capaces de acceder o mantener las cotas de competitividad exigidas. Son colectivos que, más allá de los vaivenes de las tasas de desempleo, siempre permanecen en precariedad, son los más vulnerables y los que están en riesgo o en situación de exclusión», subraya. Y es a ellos a los que más se dedica este proyecto.

Proyecto intergeneracional

En estos dos años, los responsables de la Bioescuela han detectado el interés de personas de más edad que podrían beneficiarse de la formación en actividades auxiliares en agricultura ecológica. Este interés fue visto desde Cáritas como algo «enriquecedor para los participantes, voluntarios y técnicos, por abrirse a un proyecto intergeneracional, ya que las personas con experiencia equilibran al grupo y aportan serenidad a los más jóvenes». Así, a los jóvenes se les une el grupo de personas desempleadas de larga duración y de más edad, que buscan una formación alternativa en la que reciclarse, y en muchos casos un espacio donde aportar y colaborar.

Varios usuarios de la Bioescuela que Cáritas Asturias tiene en Valliniello. Foto: Cáritas Asturias

Actualmente la Bioescuela cuenta con ocho voluntarios, dos técnicos y en cada curso participan unos doce alumnos. La duración del curso es de tres meses.

Perfil de los alumnos

Todas las personas que participan en la escuela de agricultura ecológica están en situación de riesgo o exclusión social y son acompañadas por Cáritas también desde otros recursos. «Suelen tener un bajo nivel educativo, sin cualificación profesional y sin acceso a recursos formativos. En la mayoría de los casos vienen sin experiencia laboral normalizada, o con entradas intermitentes en el mercado de trabajo», explican desde Cáritas.

Muchos tampoco cuentan con redes de apoyo personal, laboral y social, a lo que se añaden serias dificultades económicas, personales y familiares.

«Se trabajan distintas habilidades sociolaborales, adaptadas a cada uno de los participantes, de forma que una parte de ellos pueda dedicarse a la agricultura ecológica, bien por cuenta propia (explotación propia o para autoconsumo) o por cuenta ajena», cuenta Aitor Oliver Dietrich, responsable de la Bioescuela. Por este perfil, la metodología que utilizan los técnicos y los voluntarios gira en torno al aprendizaje significativo y práctico, tanto de forma grupal como individual, desde la formación técnica y humana. «Hay que destacar que por el gran valor terapéutico del trabajo en equipo y del trabajo en el campo, se crean dinámicas muy positivas para el crecimiento personal», añade.

Futuro esperanzado

La producción agrícola que surge de este «cultivo de esperanza y de futuro» va destinada a la cocina con la que cuenta Cáritas Asturias, y que sirve a los proyectos de la entidad.

Myriam Gozalo, responsable del Programa de Empleo e Inserción Sociolaboral del que depende la Bioescuela, explica que el proyecto también tiene como objetivo «crear un espacio en el que la comunidad de Avilés pueda participar, creando fraternidad y redes de apoyo». De ahí que se intenten realizar actividades de sensibilización, estando presentes en mercados y ferias solidarias, y acogiendo visitas de institutos y colegios con quienes «promover el consumo responsable y fomentar la sensibilización sobre los principios de ecología y sostenibilidad medioambiental», subraya Myriam Gozalo.

Martha Alonso. Oviedo