Marsella y Las vidas de Grace. Acoger es un riesgo - Alfa y Omega

Marsella y Las vidas de Grace. Acoger es un riesgo

Como todo lo valioso de la vida, acoger es una aventura que implica siempre riesgos, sobre todo el riesgo de la libertad del otro y de la propia libertad. Nos llegan dos interesantes películas que abordan este tema con bastante acierto. Marsella ilustra las dificultades que pueden surgir entre la madre biológica y la madre de acogida de una niña de diez años; Las vidas de Grace nos lleva a un centro de acogida para mostrarnos cómo acoger es una experiencia que implica a toda la persona

Juan Orellana
Imagen de la película Marsella, de Belén Macías

Marsella

Claire (Noa Fontanals) es una niña que, a los cuatro años, fue separada de su madre por decisión judicial y entregada a una familia de acogida. Su madre biológica, Sara (María León), de un nivel social muy bajo, tenía graves problemas con el alcohol. Sin embargo, Virginia (Goya Toledo) es una madre de acogida de alto nivel cultural y económico. Claire ha crecido feliz en esa familia hasta que el juez decide que Sara ya está en condiciones de cuidarla y ordena el retorno de la niña con su madre biológica. Sin embargo, Virginia está convencida de que Sara aún no está preparada para ser madre.

La película se aproxima con realismo a las vivencias de dos mujeres que se disputan la maternidad hasta que Claire, el objeto de sus desvelos, les demuestra que ninguna tiene por qué renunciar a su modalidad de maternidad, y que en su corazón cabe el amor de dos madres y aún sobra sitio.

Sin duda, el personaje más trabajado es el de Sara, ya que se percibe muy bien su lucha interior. Por un lado, tiene muy clara la decisión de ejercer su maternidad, pero por otro lado no se engaña sobre sus evidentes deficiencias como madre y la ventaja que, en este aspecto, le saca Virginia. Sin embargo, nunca pierde su dignidad ni ceja en la afirmación de su condición maternal. Virginia, por su parte, que arranca de una cierta autosuficiencia bien intencionada, va cediendo espacio ante la impotencia de la madre coraje. Pero lo decisivo es la actitud de Claire, que no opta por ninguna frente a la otra, sino que quiere tener por madre a las dos. Sobre esta doble pertenencia, afirma la directora Belén Macías que «Claire asiste entregada y con ilusión a la aventura que le plantean sus dos madres».

Se trata también de un film muy femenino sobre la maternidad, ya que, como declara Macías, «la capacidad de tener un hijo es un hecho biológico, pero el ejercicio de la maternidad te implica para el resto de tu vida».

La directora del film es una catalana formada en Madrid y que estudió guión en la famosa escuela de cine privada de San Antonio de los Baños (Cuba). Además de sus trabajos en series populares de televisión y telefilmes, Macías también ha hecho montajes teatrales, pero su primera incursión en el largometraje fue con El patio de mi cárcel (2008), un film en el que ya se apuntaban temas que han madurado en Marsella. De hecho, la protagonista de aquella cinta, inferior a la actual, era una presidiaria drogadicta, Isa (Verónica Echegui), que tenía una hija pequeña. Para Marsella, ha contado con una guionista muy especial, Verónica Fernández, curtida en tratar con inteligencia dramas familiares muy contemporáneos. Recordemos sus brillantes guiones de El bola, o de la reciente Ismael. También ha debutado en el guión de cine Aitor Gabilondo, un veterano de las series de televisión.

Marsella
Director:

Belén Macías

País:

España

Año:

2014

Género:

Drama

Público:

+12 años

Las vidas de Grace

Escena de Las vidas de Grace, de Daniel Destin Cretton

Grace (Brie Larson) trabaja con su novio Mason (John Gallagher Jr.) como supervisora en un centro de acogida para adolescentes en riesgo de exclusión social. Cuando ingresa en el centro Jayden, una chica muy problemática, a Grace se le remueve su propio pasado, que se parece mucho al de Jayden, y tendrá que dar pasos de maduración que nunca se había atrevido a dar.

En esta película, se propone otra modalidad de acogida, el acogimiento residencial, pero que pone en juego los mismos factores que Marsella, la totalidad de la propia humanidad. Grace no es una mera profesional brillante. Ella se la juega en primera persona en la relación con los chicos. Por ello, cuando conoce a Jayden y su historial, Grace es incapaz de mantener la asepsia profesional, y tiene que mirar de frente los rincones más oscuros y aterradores de su propia vida. Incluyendo su propia maternidad.

La película apuesta por la capacidad de las personas de crecer en humanidad y madurar cuando se cuenta con la compañía de alguien que esté ahí, disponible para empujar y tirar de uno si es necesario.

Un intenso y dramático canto de esperanza.

El director y guionista hawaiano Daniel Destin Cretton estuvo trabajando de joven durante más de dos años en una casa de acogida. De hecho, el personaje secundario de Nate (Remi Malek) es un guiño a su propia historia. Aquella experiencia laboral marcó su vida, y su proyecto de fin de Máster de la Universidad de San Diego fue un corto sobre sus experiencias en la casa, llamado Short Term 12, igual que Las vidas de Grace en su título original.

Si aquel corto fue premiado en Sundance, el actual largometraje lleva una increíble carrera de galardones, entre los que destacan los recibidos en los festivales de Locarno, Valladolid, Atenas, Gante, Los Ángeles…, así como los Premios Independent Spirit o de la Asociación de Críticos de Cine de Chicago. También recibió el Premio Ecuménico-Signis del Festival de Locarno.

Las vidas de Grace
Director:

Destin Cretton

País:

Estados Unidos

Año:

2013

Género:

Drama

Público:

+12 años