«Me voy con una necesidad muy grande de renovarme» - Alfa y Omega

«Me voy con una necesidad muy grande de renovarme»

El pasado viernes, el arzobispo de Madrid, Monseñor Carlos Osoro, visitó la Fundación Instituto San José de los Hermanos de San Juan de Dios

Redacción

El arzobispo recorrió las instalaciones de la Fundación, y visitó las unidades de cuidados paliativos, daño cerebral severo, daño cerebral rehabilitable, el colegio de educación especial, el centro de día de discapacitados físicos, y la unidad de terapia en el agua. Durante el itinerario por los diferentes pabellones, monseñor Osoro tuvo la oportunidad de conversar de forma cercana con pacientes, familiares y profesionales.

Cabe destacar, como cuenta la Orden de San Juan de Dios en un comunicado sobre la visita, el momento en el que monseñor Osoro formó parte activa de la actuación navideña de los alumnos del colegio de educación especial, donde dirigió unas emocionantes palabras hacia los chicos e incluso se animó a cantar un villancico junto a ellos.

Reflexión de don Carlos tras la visita

Me marcho de la Fundación pensando mucho, en el sentido positivo. Pensando en lo grande que es Dios, que es capaz de hacer, a través de personas concretas, obras tan extraordinarias que siguen perviviendo siglo tras siglo y continúan centrándose en el ser humano. San Juan de Dios ideó un proyecto de atención hacia la persona y lo puso en marcha; no era sólo un teórico de antropología, era un hombre que concretaba las obras. Después de más de 400 años, san Juan de Dios sigue estando presente con sus Hermanos y con sus maravillosas obras, como es la Fundación Instituto San José.

Por otro lado, me voy con una necesidad muy grande de renovarme, porque siempre que ves personas, como todas las que formáis parte de la Fundación, donde para vosotros es prioritario dar rostro a Jesucristo en los pacientes, usuarios y familiares del centro, uno se da cuenta que tiene que reconstruirse. Con todo ello, descubre uno que su versión de la vida es insuficiente, ya que cada día tengo que darle una versión más similar a la que he vivido que dais aquí con mucho esfuerzo.

La Fundación es una certeza de que Dios vive y nace cada día en la ciudad de Madrid, ya que estar viendo todas las realidades humanas que aquí se atienden, y donde no se descarta absolutamente a nadie, me parece que es un modo singular y especial de descubrir ese nacimiento del Señor. A su vez, una clara muestra de que el Señor nos da una manera de entender al ser humano, y de vivir también al ser humano.

Os quiero dar las gracias, porque dároslas -en definitiva- es dar las gracias a Dios, que una vez más me sorprende con su presencia en lugares increíbles como éste: un rostro diferente de humanidad y atención integral.

En términos generales, la evolución de la Orden a través de las diferentes épocas ha sido magnífica. Los Hermanos y los trabajadores habéis sido capaces de situaros por todo el mundo dando respuesta a las diversas necesidades y mantenido la identidad de hospitalidad y de antropología cristiana.

En resumen, diría que el bordado que compone la Fundación es fantástico, maravilloso.