La parroquia o evangeliza, o desaparecerá - Alfa y Omega

La parroquia o evangeliza, o desaparecerá

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Un momento de formación en el ENE. Foto: Gaby Heredia

«Hoy se ha puesto de moda la nueva evangelización y hay gente que está intentando llevarla a cabo, pero nuestra estructura pastoral ya no evangeliza y parece irrelevante», lamentó Tote Barrera, director de los cursos Alpha en España, durante la quinta edición del Encuentro de Nueva Evangelización celebrado este fin de semana en Salamanca. Ante la presencia de varios obispos, muchos sacerdotes y numerosos laicos ilusionados por la evangelización, Tote sugirió «abandonar las estructuras caducas que ya no sirven para evangelizar».

Hacer discípulos se nos da mal

La principal de las estructuras sobre las que se asienta la Iglesia es la parroquia, para la que monseñor Xavier Novell, obispo de Solsona, pidió «una auténtica conversión misionera», porque «durante muchos años las parroquias han sido concesionarias de servicios espirituales, culturales, caritativos, deportivos…, pero ahora vivimos una época de decadencia y perdemos fieles a marchas forzadas».

Tote Barrera recordó que «la Iglesia está para evangelizar», pero «hacer discípulos es lo que peor se nos da. Formamos consumidores de sacramentos, pero no discípulos que hagan otros discípulos». Lo mismo afirmó Novell: «Bautizamos y catequizamos, pero no hacemos discípulos, y cada vez viene menos gente. De seguir igual, pronto desaparecerá la Iglesia de muchos pueblos y barrios. Muchas diócesis desaparecerán o se unificarán, por tantas parroquias que irán desapareciendo, por tantos sacerdotes sometidos a una pastoral de mantenimiento que los exprime».

Para el obispo de Solsona, la exhortación Evangelii gaudium «no ha cambiado sustancialmente la pastoral de la Iglesia en España. Aplaudimos las manifestaciones papales pero ocupamos casi todo nuestro tiempo en atender los sacramentos, haciendo lo mismo de siempre. No se puede optar por ir aguantando, buscando apaños y parches que mantengan el mismo modelo que hemos tenido hasta ahora». Como por ejemplo «importar clero que a lo mejor no está preparado para la evangelización en lugar de acoger y formar misioneros laicos que sí estén ilusionados por ella».

El mismo diagnóstico hizo Josué Fonseca, fundador de la comunidad Fe y Vida: «En el futuro no todas las parroquias se van a poder mantener. Van a tener que evolucionar y dejar de ser administradoras de servicios espirituales y de socialización: bodas, funerales… Hay curas que dicen: “Estoy harto de casar a paganos, enterrar a paganos y bautizar a hijos de paganos”. Hay cosas que tienen que cambiar».

Alabanza en el ENE. Foto: Gaby Heredia

Un cambio posible

Este cambio pasa, según el director de Alpha en España, por «hacer que vuelva a ocurrir lo del principio de la Iglesia. Para ello, los pilares de una parroquia deben ser adoración, vida comunitaria, caridad, discipulado y evangelización. Todos estos elementos, y de una forma equilibrada».

Ya hay experiencias en este sentido, como la de la parroquia Santo Domingo de la Calzada, en Madrid. Su párroco, José María Sánchez Lamadrid, y el laico José Ramón Parrondo percibieron que «la catequesis no tenía un resultado efectivo: los niños ya no venían a Misa al domingo siguiente a la Primera Comunión. Así que nos pusimos en oración delante del Santísimo un grupo de 20 o 25 personas para que Cristo nos mostrase el camino. Surgió así el Consejo de Evangelización de la parroquia, en el que cada sábado durante dos o tres años compartimos la oración y una sesión de trabajo para ver qué se estaba haciendo en otras partes del mundo que ya habían pasado por esto», explica Parrondo. Estudiaron los libros Una renovación divina, de James Mallon, o La reconstrucción de una parroquia, de Michael White y Tom Corcoran, y se decidieron a cambiar lo que no servía para evangelizar… empezando por las catequesis de Primera Comunión. «Dejamos a los catequistas de primer curso sin catequizar para que durante todo un año se reuniesen a rezar y ver qué podíamos hacer. Al final, decidimos introducir el Oratorio de Niños Pequeños, un método ahora para toda la parroquia. Y a los padres empezamos a invitarles a un curso Alpha, porque sin los padres, la catequesis de niños no tiene sentido».

Durante el ENE, también Juan Luis Rascón, párroco de San Antonio de la Florida, narró la experiencia de la parroquia Nativity Church, en Estados Unidos. «Allí identificaron el problema: el católico medio tiene mentalidad de consumidor; se marcaron una meta: hacer discípulos; y desarrollaron un camino: centrar los esfuerzos de la parroquia en el fin de semana, dar importancia de los grupos pequeños, concienciarse de ofrecer un mensaje relevante cada domingo, delegar en los equipos de líderes…».

El punto de partida de la conversión pastoral «radica en cambiar el foco de atención: de las personas que se sientan en los bancos de la iglesia a los que no lo hacen. Y a partir de ahí orientar la vida de la parroquia en función de ellos: los horarios, el mensaje, la forma de hablar, la música…».

Y al final del ENE, una pregunta de Tote Barrera para todos: «¿Qué haces tú por la conversión pastoral en tu parroquia?».

No es solo cuestión de método

«En los últimos años ha habido iniciativas de evangelización con muy buena intención y entusiasmo, pero con mucha ingenuidad, y los resultados son escasos», afirmó en el ENE Josué Fonseca, fundador de la comunidad Fe y Vida. «Esto no se arregla con métodos o estrategias. La evangelización empieza por escuchar al mundo, pero los cristianos estamos obsesionados con vender nuestro producto como sea, y tenemos mentalidad de ciudad sitiada. El primer acto de evangelización es escuchar. Recoger lo que el otro te dice y devolvérselo desde la mirada de Dios». Además, «la gente ya no busca normas, busca una relación y una mística». De ahí surgirá «una Iglesia más pequeña, pero más testimonial. Hasta que no tengamos una Iglesia de discípulos, no evangelizaremos».

Fonseca puso como modelo la Iglesia primitiva: «Los primeros padres no hablaban nunca de evangelización ni de estrategias, no les hacía falta, sino de ser buenos cristianos, y las primeras comunidades se esparcían como setas. No estaban obsesionados por evangelizar, sino por formar cristianos de calidad, y al final daban a luz comunidades de verdaderos discípulos». De ahí que la nueva evangelización comience por que «cada uno tenga una vida de calidad llena de Dios. Debemos ser personas enamoradas de Jesús, que hagamos lo posible por que otros hagan la experiencia que nosotros hemos tenido».