Cartas a la redacción

Muchos nos preguntamos con estupor cómo es posible que el Partido Popular haya perdido tres millones de votantes desde 2011, y ello pese al éxito en la gestión de una crisis económica galopante. Casi todo el mundo atribuye este descenso al fenómeno de la corrupción; sin embargo, pienso que solo es la punta del iceberg, porque el verdadero motivo radica en un hecho que casi ningún medio de comunicación menciona: la renuncia del PP al humanismo cristiano. Por ejemplo, rindiéndose sumisamente a la asesina ley Aído sobre el aborto o mostrando su condescendencia con la ley del matrimonio entre homosexuales.

José Brito Martel
Madrid

Esta mañana, estando delante del Santísimo, se me ha ocurrido escribir estas cuatro letras. Es una petición y reflexión a la vez. Pediría que intentáramos, cada uno en la medida que pueda, no permitir que los sagrarios estén solos. Junto a la lucecita, está el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Allí está el Todo. Por esto, no merece estar sin nadie que lo vele y lo cuide siempre… No dejar nunca solo a Aquel que siempre perdona y siempre acoge.

Juan Ribas
Barcelona

Quiero dar las gracias a monseñor Osoro por su carta sobre los mayores. He escrito este texto sobre un pensamiento que me vino a la cabeza el primer día de mi estancia de verano en Los Escoriales. Después de colocar las pocas cosas que había llevado, me bajé con mi hermano a jugar al baloncesto. Cuando íbamos a casa, la puerta estaba cerrada, y no sabíamos nuestro número de telefonillo. Al llamar a un número equivocado, respondió un anciano enfadado, y empecé a plantearme si la edad hacía amargadas a las personas. En otro intento, contestó otro señor, también anciano, que nos respondió amablemente, como si no hubiera pasado nada. De manera que aprendí unas cuantas cosas: la excesiva soledad causa daño en la moral; es importante tener personas cercanas, y debemos dar gracias por ellas; la amistad es un placer de la vida y hay que vivir cada momento de nuestra vida como si fuera el último.

Diego Barraca de Padura
Madrid