Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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Un gesto ejemplar

Me ha impresionado la categoría humana de las deportistas olímpicas Hamblin y D’Agostino. Se disputaba la segunda serie de clasificación de los 5.000 metros femeninos y durante la misma tropezaron, cayendo una de ellas al suelo, y la otra volvió para ayudar a levantarse, pero las dos habían quedado lastimadas de tal forma que todo el esfuerzo de toda una vida, especialmente los cuatro últimos años, por competir por el triunfo en unas Olimpiadas se esfumaba, pero aún así una y otra se ayudaron y animaron para terminar la prueba. Es un hecho de un valor humano grandioso, ejemplo para todos en un mundo tan competitivo como el que vivimos, que pone de manifiesto la grandeza que puede llegar a demostrar el ser humano.

Manuel Escribano
Boadilla del Monte (Madrid)

El perdón

Entre los muchos textos veraniegos hay uno que no debe pasar al olvido. El Papa Francisco en su visita a Asís dejó esta frase: «El mundo necesita el perdón, demasiadas personas viven en el rencor, incubadas en el odio, porque incapaces de perdonar arruinan su propia vida y la de los demás». En esas personas están incluidos todos los que no aportan a la vida la exclusión total del perdón. De una forma especial cabe recordar ahora a los políticos españoles que dejan de lado con rencor a los que no son como ellos.

Ginés Alcaraz Garrido
Madrid

El último filósofo

La muerte de su esposa dejó sin aliento vital a Gustavo Bueno, y dos días después pasó a mejor vida. Bueno –como era conocido en los ambientes universitarios– fue el último pensador sistémico que sostenía que la filosofía era un saber sustantivo y no un conjunto de proposiciones tautológicas inverificables, ni verdaderas ni falsas, sin sentido. Los que pululamos por sus clases en los tiempos en los que Aristóteles era el rey de la lógica con los silogismos, sufrimos una crisis cuando don Gustavo era atacado con botes de pintura y nos obligaba a estudiar la lógica matemática analizando infinitas tablas de verdad porque todo era cuestión de verdadero o falso con deducciones formales.

Bueno fue un excelente profesor, pero sobre todo un polemista incisivo y persistente; su contundencia lógica le hacía temible y terrible. La cultura de masas y el mito de la izquierda fueron objeto de una crítica corrosiva y demoledora, que alcanzó su cenit en su ensayo Zapatero y el pensamiento de Alicia, una terrible diatriba contra la política cultural y religiosa de ZP, que culminó con su paradójico ensayo La fe del ateo. Gustavo Bueno, para ser un fiel representante de un saber despreciado e infravalorado como la Filosofía, gozó de excelente fama y recibió importantes galardones. Descanse en paz Gustavo Bueno.

Fidel García Martínez
Oviedo (Asturias)