Organizaciones religiosas de 43 países, juntas para detener la trata de personas - Alfa y Omega

Organizaciones religiosas de 43 países, juntas para detener la trata de personas

Las organizaciones participaron en la Conferencia Internacional sobre Trata de Seres Humanos, organizada por Caritas Internationalis y el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes. El cardenal Tagle exhortó a los participantes a ser la «conciencia de la sociedad ante este crimen contra la humanidad»

Cáritas

Los representantes de las organizaciones religiosas de más de 43 países que participaron la pasada semana en Abuja (Nigeria) en la Conferencia Internacional sobre Trata de Seres Humanos en y desde África, organizada conjuntamente por Caritas Internationalis (a través de su red contra la trata de personas, COATNET) y el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, acordaron sumar sus esfuerzos para trabajar juntos de manera más estrecha y coordinada en el objetivo común de detener el tráfico de seres humanos.

Bajo el lema Una familia humana, una voz. No a la trata de seres humanos, Nigeria acogió entre el 5 y el 7 de septiembre el encuentro, en el que participó Hilde Daems, responsable del Programa de Mujer, Prostitución y Trata de Cáritas Española.

«Un crimen contra la humanidad»

En las sesiones intervino el arzobispo de Manila y presidente de Caritas Internationalis, cardenal Luis Tagle, quien afirmó que «todas las formas de trata de seres humanos conducen a la explotación de seres humanos. Son un crimen contra la humanidad». Ante esta lacra «debemos ser la conciencia de la sociedad», añadió el cardenal, quien, además de lanzar una llamada para que la Iglesia y las comunidades religiosas acojan y acompañen a las víctimas de la trata de seres humanos, subrayó la necesidad de poner el foco en la educación.

Importancia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Los delegados reafirmaron su compromiso a contribuir de forma activa en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que se incluyen específicamente medidas vinculadas con el tráfico de seres humanos. Para ello, en la declaración final los participantes en la Conferencia instan a los Gobiernos a desarrollar políticas humanitarias de migración e integración social, como el establecimiento de canales legales y seguros de migración laboral.

Asimismo, los delegados destacan la necesidad de ratificar y aplicar los instrumentos jurídicos vigentes, como la Convención sobre la delincuencia organizada internacional y su Protocolo de Palermo, el Protocolo de la OIT sobre Trabajo Forzoso y el Convenio de la OIT sobre el Trabajo en el Sector Pesquero.

Las organizaciones presentes se comprometieron a comprometidas a dar prioridad al tema de trata de seres humanos en áreas de trabajo como la salud, asesoramiento legal, trabajo decente, educación, juventud y respuesta humanitaria a emergencias.

Otra de las urgencias identificadas en la Conferencia fue la necesidad de crear conciencia acerca de las zonas menos conocidas donde se producen situaciones de trata, como son la industria marítima o las situaciones de crisis. Los delegados se comprometieron también a educar a las familias sobre los peligros de la trata y a capacitar a los líderes y otras personas clave dentro de las comunidades religiosas. Este compromiso se inspira en la declaración conjunta de 2014 del Papa Francisco y otros líderes religiosos para erradicar la esclavitud moderna.

Mensaje final de la Conferencia sobre tráfico
 de seres humanos en y desde África

Celebrada en Abuja, Nigeria de 5 al 7 de septiembre de 2016

(Traducción no oficial)

  1. Nosotros, los representantes de la Iglesia católica y otras organizaciones religiosas procedentes de 43 países involucradas en la lucha contra la trata de seres humanos, más de la mitad de ellos de África, nos reunimos en Abuja, Nigeria del 5 al 7 de septiembre de 2016 para debatir sobre la trata de seres humanos en y desde África. Tras la llamada conjunta de 2014 del Papa Francisco y otros líderes religiosos a erradicar la esclavitud moderna en 2020, nos encontramos para reafirmar y apostar por la colaboración y acción común destinada a prevenir y erradicar el flagelo de la trata y explotación de seres humanos y a defender la dignidad humana. Nuestro objetivo es aprovechar la colaboración de nuestros puntos fuertes y evitar la duplicidad de esfuerzos con el fin de construir ‘Una sola voz’ contra el tráfico de seres humano.
  2. El sufrimiento de las víctimas de trata de seres humanos, la explotación y la impunidad de los criminales y los traficantes nos lanzan un reto para incrementar nuestra colaboración.
  3. Por otra parte, sentimos como un desafío el hecho de que las víctimas de la trata de personas son a menudo invisibles para la sociedad y que sólo por casualidad pueden escapar a veces de sus explotadores. Para cada una de las víctimas encontradas, hay otras 100 o más víctimas sin detectar que, en ocasiones, no consiguen sobrevivir para contar sus desgracias.
  4. Reconocemos que la trata de seres humanos afecta a todas las personas, por lo que hacemos un llamamiento a todas las creencias. Los centros de destino final no se encuentran sólo en Europa, Medio Oriente, África o los Estados del Golfo, sino que están en todos los continentes y países. Por ello, sobre las razones para una cooperación interconfesional que nos lleve a actuar juntos para promover la dignidad humana y defender la libertad de cada persona.
  5. Escuchamos las voces de los supervivientes de trata de seres humanos. Nos sentimos interpelados por su valentía a la hora de dar testimonio y por su capacidad para convertir su sufrimiento en un recurso para evitar el tráfico de otras mujeres, hombres y niños mediante la educación y al rescate de las víctimas de este delito. Les agradecemos el trabajo que hacen y la esperanza que dan a otras víctimas.
  6. Durante nuestras deliberaciones abordamos diferentes sectores en el que se produce este problema: tráfico de niños, tráfico durante situaciones de crisis, tráfico en la industria marítima, y trata con fines de explotación laboral y sexual. En la raíz de todos ellos está la falta de buen gobierno, una respuesta legal adecuada y consistente, la degradación ambiental, la pobreza extrema, la falta de educación y oportunidades para acceder a medios de vida propios y una cultura de la indiferencia. Todo ello genera vulnerabilidad y dependencia, haciendo a mucha gente presa fácil de los traficantes.
  7. Reconocemos que los Objetivos de Desarrollo Sostenible y su implementación son una oportunidad y un marco para avanzar en la erradicación de las formas modernas de esclavitud y la trata de seres humanos.
  8. Nos comprometemos:
  9. A asegurar los programas y servicios que ofrecemos a los supervivientes de la trata un enfoque centrado en la persona, holístico, basado en los derechos humanos y sin prejuicios.
  10. A incorporar el tema de la trata de seres humanos en otras áreas de nuestro trabajo en el ámbito de la pastoral social, como la atención médica y el acompañamiento psicosocial, el trabajo decente, la educación, la juventud y la respuesta a las emergencias.
  11. A impulsar la reflexión dentro de nuestras respectivas organizaciones y con las comunidades que servimos sobre cómo gestionar las demandas de mano de obra barata.
  12. A educar a las familias y comunidades sobre los riesgos relacionados con la migración interna e internacional, y proporcionarle los medios para protegerse de la explotación y la esclavitud. Lamentablemente, los miembros de la familia, a menudo involuntariamente, caen en manos de los traficantes siguiendo patrones tradicionales o culturales, como el matrimonio prematuro, una caridad y solidaridad mal entendidas o prácticas religiosas tradicionales. Las familias también pueden dificultar la recuperación de un superviviente de la trata por la exclusión del propio ámbito familiar o de la comunidad;
  13. A involucrar y capacitar a los líderes religiosos y otros actores clave dentro de nuestras comunidades de fe e iglesias en la lucha contra trata de personas para que estén preparados a la hora de hablar en contra de este flagelo. Como líderes reconocidos en sus comunidades, deberían utilizar todas las oportunidades de su ministerio para sensibilizar y educar a sus comunidades tanto para protegerse en su vulnerabilidad ante el tráfico humano como para ser compasivas hacia los que han sido víctimas de la trata.
  14. A utilizar los medios de comunicación para llegar a las personas más vulnerables ante la trata, incluyendo el testimonio de supervivientes que contribuyan a la prevención al poder transformar su sufrimiento en un recurso para otros, hablando desde su propia experiencia.
  15. A contribuir activamente a la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, específicamente las relacionadas con la trata de seres humanos, con objeto de que nadie se quede al margen, mediante la participación con los Gobiernos ofreciéndoles nuestra experiencia adquirida a través de la pastoral de la salud y los servicios ofrecidos a las víctimas de la trata y abogando por sus derechos y unas políticas adecuadas.
  16. A tomar conciencia sobre las zonas menos conocidas donde se produce este problema, como son, por ejemplo, el tráfico de la industria marítima o la trata de personas en situaciones de crisis, como conflictos o desastres naturales.
  17. A seguir impulsando la colaboración y el trabajo en red entre organizaciones cristianas y entidades de otros credos e instancias involucradas a través de las plataformas existentes, como COATNET y otras.
  18. Hacemos un llamamiento a los Gobiernos:
  19. Para que desarrollen una migración humana y unas políticas acogedoras de integración, incluyendo canales legítimos y seguros para la migración laboral. La migración es parte de la historia humana y puede ser una estrategia de supervivencia. Debería aprovecharse la oportunidad de la Cumbre del próximo 19 de septiembre sobre la respuesta a los grandes movimientos de refugiados y migrantes para abordar el problema de trata de seres humanos que se dan con frecuencia durante esos grandes flujos.
  20. Para que ratifiquen y apliquen los convenios internacionales y protocolos pertinentes sobre esta cuestión, como la Convención sobre la delincuencia organizada internacional y el protocolo de Palermo, la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, la Convención sobre los derechos del niño, el Convenio de la OIT sobre trabajo decente para trabajadores domésticos, el protocolo de la OIT sobre trabajo forzoso y el Convenio de la OIT sobre el trabajo en el sector de la pesca.
  21. Para que cumplan sus compromisos, poniendo en práctica políticas y medidas para reducir la vulnerabilidad y proporcionar protección contra las formas modernas de esclavitud y la trata de seres humanos, y la asignación de los recursos humanos y financieros necesarios para ello. Ante todo, se necesita acceso a la educación, sistemas eficientes de protección social y trabajo decente; junto a ello, una eficaz protección a las víctimas, ofreciéndoles refugio, asesoramiento legal y psicológico, oportunidades de rehabilitación coordinados por un Mecanismo de Derivación Nacional e instrumentos legales y coherentes para su aplicación legal.
  22. Y para que reconozcan y apoyen el trabajo y la experiencia de las organizaciones religiosas, beneficiando a las comunidades y víctimas de la trata mediante su inclusión en el diseño de políticas que aborden las causas y consecuencias de la trata de seres humanos.