«No tengan miedo de proponer la misericordia como síntesis de cuanto Dios ofrece al mundo» - Alfa y Omega

«No tengan miedo de proponer la misericordia como síntesis de cuanto Dios ofrece al mundo»

En el curso participan cinco obispos españoles: Juan Carlos Elizalde (obispo de Vitoria), Luis Javier Argüello (obispo auxiliar de Valladolid), Arturo Ros (obispo auxiliar de Valencia), Luis Ángel de las Heras (obispo de Mondoñedo-Ferrol) y Manuel Herrero (obispo de Palencia)

Redacción

«No tengan miedo de proponer la misericordia como síntesis de cuanto Dios ofrece al mundo, porque a nada más grande puede aspirar el corazón del hombre». Fue el aliento del Papa Francisco a los participantes en el Curso de formación para nuevos obispos, organizado por la Congregación para los obispos en colaboración con la Congregación para las Iglesias Orientales, a quienes recibió en audiencia en la Sala Clementina del Vaticano.

En su discurso, dirigido a los prelados «pescados» por el corazón de Dios para guiar al pueblo santo, el obispo de Roma reflexionó sobre algunos aspectos y características del pastor según el corazón de Jesucristo, Sumo Sacerdote. «Dios los precede en su amoroso conocimiento. Él los ha pescado con el anzuelo de su sorprendente misericordia. Sus redes se han ido misteriosamente restringiendo y no han podido resistir hasta dejarse capturar. Sé bien que aún ahora los invade una emoción al recordar la llamada que llegó por medio de la voz de la Iglesia, su esposa», dijo el Papa.

El Pontífice incitó a los nuevos prelados a seguir descubriendo el misterio de Dios. «No se avergüencen de las veces en las cuales también ustedes se han sentido alejados del pensamiento de Dios», pidió Francisco. «Al contrario, abandonen la pretensión de la autosuficiencia para confiar como los niños en Aquel que a los pequeños ha revelado su Reino», añadió.

Antes de concluir su discurso, el Santo Padre invitó a todos los nuevos obispos a orar juntos y a pedir la bendición de Dios, «ya que la bendición es siempre la invocación del rostro de Dios sobre nosotros. Es Cristo el rostro de Dios que jamás se oscurece», concluyó.

RV / Redacción