País elegido por la Madre de Dios - Alfa y Omega

País elegido por la Madre de Dios

Francisco llega a Georgia como peregrino de comunión entre las Iglesias y como peregrino de paz en la región del Cáucaso. Georgia y Azerbaiyán –país que visitará el domingo– son tierras continuamente amenazadas por la guerra. El lema del viaje, Pax vobis, expresa el objetivo de la visita, prolongación del viaje que hizo en junio a Armenia

Marek Raczkiewicz
Una mujer reza en una iglesia en Tbilisi. Foto: AFP Photo/Vano Shlamov

La Iglesia en Georgia es una de las comunidades cristianas más antiguas. Según la tradición, el cristianismo llegó a esta tierra por medio de los apóstoles Simón y Andrés. Sin embargo, la verdadera evangelización del país se debe a una mujer. En el año 337 el reino de Iberia –región al este de la actual Georgia– adoptó la fe cristiana como religión de Estado gracias a la obra evangelizadora llevada a cabo por santa Nino de Capadocia. La mujer recibió orden de la Madre de Dios para que predicase la fe en Cristo. Ella obedeció y preparó una cruz uniendo sarmientos de uva con su propio cabello. Se trata de una cruz latina con los brazos ligeramente inclinados hacia abajo. Se conoce como cruz de santa Nino o cruz georgiana, y es el símbolo por excelencia de la Iglesia ortodoxa georgiana.

Por su apostolado y por las curaciones milagrosas que hacía convirtió a la reina Nana y al rey Mirian III el Grande, ganándose al mismo tiempo el cariño de la población. Hoy día Nino es muy venerada por los georgianos y la liturgia la ensalza como «igual a los apóstoles». La Iglesia georgiana celebra su fiesta el 14 de enero.

En un primer momento la Iglesia de Iberia dependía del Patriarcado de Antioquía, pero en el año 467 logró su independencia. Con la aceptación del cristianismo surgió la necesidad de traducir la Biblia, y para tal fin se desarrolló el alfabeto georgiano propio. Como en otros lugares, la Iglesia cristiana en Georgia fue crucial para la aparición de los primeros textos en georgiano, principalmente religiosos. Monjes, santos y eruditos dieron a Georgia muchos de sus monumentos imperecederos de cultura y civilización.

Una Iglesia perseguida

Muchas veces Georgia ha sido invadida y desmembrada, pero su identidad y su unidad han sobrevivido hasta hoy. En 1801, Rusia se anexionó el país y en 1811 suprimió el Patriarcado. En 1918, cuando Georgia recuperó por poco tiempo la independencia, la Iglesia se declaró autocéfala y en 1943 Moscú lo aceptó. Bajo la Unión Soviética la Iglesia sufrió persecución y fuertes represiones. Muchos templos fueron destruidos o convertidos en edificios civiles. Si en el año 1917 había 2.455 iglesias abiertas, en 1985 estaban en activo solamente 80, junto a cinco monasterios y un seminario.

En 1990 el patriarca ecuménico ratificó tanto la autocefalía de la Iglesia ortodoxa de Georgia como su grado patriarcal. Al frente de la Iglesia –85 % de la población– está el catolicós o patriarca Ilía II, máxima autoridad moral del pueblo georgiano. Los musulmanes representan el 11 % de la población del país y la Iglesia Apostólica Armenia en torno al 4 %.

Los católicos presentes en Georgia no llegan al 1 % de la población –son unas 30.000 personas, y pertenecen a tres ritos diferentes: latino, armenio y asirio-caldeo–. Una de las obras más importantes de la Iglesia católica en Georgia es Cáritas, presente especialmente en las zonas más pobres del país. También están presentes las Hermanas de la Caridad, los religiosos camilos y los salesianos. En Tbilisi existe la universidad católica Sulkhan Saba Orbeliani, fundada en 2002. Y en Ajaltsije, no hace mucho, ha sido abierto un monasterio de benedictinas, el primero y de momento único centro de vida contemplativa en el Cáucaso.

Azerbaiyán, una Iglesia en misión

Azerbaiyán es el país más grande del Cáucaso, con nueve millones de habitantes. Alcanzó su independencia de la Unión Soviética en 1991 y desde entonces está en guerra con Armenia por la región de Nagorno Karabaj. La mayor parte de su población es musulmana (96 %), pero, después de 70 años de comunismo, solo un 20 % de los musulmanes de esta ex república soviética practican su fe.

El cristianismo tiene raíces antiguas que se remontan a los tiempos apostólicos. Pero a partir del siglo VII se impone el islam. Los cristianos constituyen un 4 % de la población, siendo el grupo más numeroso el de la Iglesia ruso-ortodoxa (unos 150.000).

En tiempos de la revolución comunista existía ya una parroquia católica en Bakú, pero fue destruida en los años 50. Su último sacerdote, el padre Stefan Demurov, desapareció sin rastro. Con toda seguridad murió en Siberia junto con otros seglares.

En los años 90 llegó el sacerdote salesiano Joseph Daniel Pravda para ocuparse de un puñado de católicos. En 1997 llegó a Bakú un sacerdote polaco del Camino Neocatecumenal, Jerzy Pilus, que con la ayuda de seminaristas que llegaron de Varsovia, Londres y Copenhague, iba preparando a los azeríes para recibir el Bautismo en la Iglesia católica. El año 2000 san Juan Pablo II creó la misión católica de Bakú y la confió a los salesianos.

El presidente Aliyev regaló a los católicos un terreno para la construcción de un templo. Se trataba más bien de una indemnización por la iglesia destruida durante el estalinismo. El nuevo templo de María Inmaculada fue inaugurado en 2007.

La vida de Iglesia avanza lenta, pero sistemáticamente. El 4 de agosto de 2011 fue eregida la Prefectura Apostólica de Baku, encabezada por el salesiano eslovaco Vladimir Fekete acompañado de siete sacerdotes. Un año más tarde, el cardenal Filoni, con el apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, abrió en Bakú un centro pastoral, una oportunidad para que la Iglesia se convierta en una Iglesia en misión.