La reina María de las Mercedes - Alfa y Omega

La reina María de las Mercedes

Jesús Junquera Prats

El pueblo de Madrid siempre dijo De Madrid al cielo, como algo que no se puede separar. Una prueba de ello es que, sin necesidad de proceso eclesial de canonización, subió a los altares a la reina María de las Mercedes. «Te vas camino del cielo…», dice la copla, y el pueblo quiso recordar a su Reina; el pintor Ribera que estaba decorando la capilla de la Merced, en la iglesia de San Francisco el Grande, puso el rostro de la reina Mercedes a la Virgen de la Merced, para que siempre permanezca en el corazón de los madrileños.

La reina María de las Mercedes de Orleans y Borbón es la única reina de España que nace (1860) y muere (1878) en Madrid.

El 23 de enero de 1878 se casa en la basílica de Atocha con su primo hermano el rey Alfonso XII, y recibe en pocos días a la Junta de la Real Esclavitud de la Almudena, a la que entrega el primer terreno para construir nuestra actual catedral.

Al fallecer tan prematuramente y no ser madre de rey, fue enterrada en la capilla de San Juan en el Escorial de forma provisional, y trasladada a la catedral de la Almudena el día 8 de noviembre del año 2000, reposando desde entonces bajo la Virgen de la Almudena.

«A veintitrés de enero se casa el rey, con su primita hermana, mira qué ley…», el pueblo sencillo canta letras alusivas al enlace real. El rey por primera vez habla con Mercedes por teléfono desde el palacio de Oriente al de Aranjuez. Y por primera vez se ilumina con luz eléctrica la Puerta de Sol.

Siguiendo las enseñanzas de su madre, continuamente hace labores de ganchillo para los pobres, y pide a las damas de la corte se unan a ella, siendo el origen de tantos roperos parroquiales que han llegado hasta nuestros días.

«Dónde vas triste de ti, tu Mercedes ya se ha muerto…»: el día 24 de junio cumple 18 años y le es administrada la extremaunción. El cadáver es expuesto en el mismo palacio que la vio nacer y morir. Todo Madrid pasó ante su reina madrileña. En 1883 se pone la primera piedra del templo de la Almudena y el rey Alfonso pedirá que siempre en este templo «se eleven oraciones, por aquel ángel que está en el cielo».