Cine: St. Vincent - Alfa y Omega

Cine: St. Vincent

Enrique Chuvieco

En nuestra secularizada época ya parece suficiente que se catalogue a los santos como aquellos que ayudan a las personas a tener una vida más holgada, aunque fuera de esto, vivan alejados de la religión. Sin embargo, eran los considerados impuros los que escuchaban más atentamente a Jesús –publicanos, prostitutas y pecadores oficiales–, como nos cuenta el Evangelio. Y, en este sentido, la película St. Vincent, de Theodore Melfi, recrea aparentemente esta paradoja, pues cuenta con un sacerdote y el colegio donde da clases como uno de los sustentos principales de la historia de un publicano moderno, Vincent.

Éste, irlandés, malhablado, mentiroso, tramposo, borracho y aparentemente egoísta, encarnado genialmente por Bill Murray (El último gran día, Hotel Budapest, Flores rotas, Lost in Translation, Ed Wood, El día de la marmota…) sobrevive en una casa sucia y destartalada cuando llegan de nuevos vecinos Maggie (Melissa McCarthy) y su hijo Oliver (Jaeden Lieberher) a los que ha abandonado el esposo y padre. Para seguir con la custodia de su hijo, Maggie trabaja largas jornadas, lo que le impiden cuidar a Oliver, por lo que pide a Vincent que haga de «canguro» por un precio que marca el irlandés.

Con el cambio de domicilio, Oliver se inicia en un colegio católico, donde conviven chicos de toda raza, credo y también ateos, como nos descubre un dicharachero sacerdote-profesor, interpretado por Chris O’Dowd, quien asume esta mezcolanza con soltura y espíritu positivo, y manda a los chicos que realicen un trabajo con un santo actual de sus preferencias para luego exponerlo ante toda la comunidad escolar.

En este cura «marchoso» que trabaja, como el colegio, en plena «periferia» –que diría el papa Francisco– asistimos a un acercamiento genuino a lo católico, bastante inusual en nuestros días, sin caer, por otro lado, en lo piadoso. Así este planteamiento nunca convierte a St. Vincent en un filme acaramelado, puesto que el personaje de Bill Murray es lo suficientemente «terrenal» para equilibrar esta comedia dramática donde se evidencian también la escasez de referentes para las nuevas generaciones.

Tras la careta del mal encarado Vincent, se esconde un ser generoso que cuida a su mujer, internada en una residencia, enseña a defenderse a Oliver de los ataques de sus nuevos compañeros y, sin darse importancia, se desvive por Daka (Naomi Watts: 21 gramos, El velo pintado, King Kong, Lo imposible…), una «stripper» embarazada que «hace la barra» y a la que Vincent se refiere como «La dama de la noche» cuando habla con Oliver.

Para ser el primer largometraje, Theodore Melfi cumple con nota alta. Autor también del guión, sabe dosificar los momentos de ternura con los más ariscos del personaje de Vincent (quien provoca la risa con sus contestaciones y salidas desabridas) y otros más profundos. Estos azuzan al espectador para remontar prejuicios y saber mirar a las personas más allá de cómo se presentan, resultado muchas veces de condiciones duras que han labrado su carácter a fuego (el personaje de Vincent nos recuerda al de Walt Kowalsk, encarnado por Clint Eastwood, en Gran Torino), pero que esconden una honestidad consigo mismo y con los demás raras de encontrar y exenta de vanagloria.

Bill Murray hace un trabajo espectacular encarnando al protagonista con una colección de registros dramáticos memorables, por los que podrían acercarle al Oscar. Para su personaje, se sometió a una terapia para superar su alergia por los gatos e, incluso, se atreve a versionar a Bob Dylan en la parte final de esta cinta que, sin pretensiones, consigue un retrato verdadero del catolicismo en el que la acogida del hijo pródigo es una parte esencial para estar y entender la Iglesia.

Película: St. Vincent.
País: USA.
Año: 2014.
Dirección y guion: Theodore Melfi. (La historia de Bob, El beneficiario).
Interpretación: Bill Murray (Vincent), Melissa McCarthy (Maggie), Naomi Watts (Daka), Chris O’Dowd (Geraghty), Terrence Howard (Zucko), Jaeden Lieberher (Oliver).
Género: Comedia.
Duración: 102 min.