«Las ideologías están incómodas con la solidaridad en nombre de Cristo» - Alfa y Omega

«Las ideologías están incómodas con la solidaridad en nombre de Cristo»

Cristina Sánchez Aguilar
Un momento del acto, celebrado el pasado sábado en la Sagrada Familia. Foto: Arzobispado de Barcelona

Los 13.000 misioneros españoles repartidos por 140 países del mundo tienen buena prensa. Y si no que se lo preguntan a los cientos de seguidores de la Fundación Bangassou, que cada año se remangan el tiempo y el bolsillo para rellenar tres contenedores con medicamentos, material escolar y hasta bicicletas que desde Córdoba llegan directos a la misión del obispo Aguirre, en República Centroafricana. O la asociación que sostiene la ingente obra del padre Patricio Larrosa –colaborador de este semanario– desde varias ciudades españolas. Allí donde hay un mercadillo solidario o un musical benéfico están los voluntarios del misionero granadino, que envían dinero y materiales para los proyectos educativos, sanitarios y de prevención que la misión tiene en Tegucigalpa.

Los misioneros gozan de buena prensa entre los católicos –la recaudación en España en 2015 para las Obras Misionales Pontificias ascendió a 20 millones de euros–, pero también entre muchos no cristianos. Lo dejó claro la política y periodista Pilar Rahola en el pregón del Domingo Mundial de las Misiones, el Domund, que se celebra este domingo. «No soy creyente», afirmó con sinceridad al comienzo de su intervención, «pero esta dificultad para entender la divinidad no me impide ver a Dios en cada acto solidario, en cada gesto de entrega que realizan tantos creyentes precisamente porque creen».

El pasado sábado, en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona, y ante el arzobispo, monseñor Omella, Rahola destacó «el ideal tan elevado el que sacude la vida de miles de personas que un día deciden salir de su casa, cruzar fronteras y aterrizar en aquellos agujeros negros del planeta que no salen ni en los mapas».

Agujeros situados sobre todo en el continente americano, que continúa a la cabeza como tierra de misión con el 70 % de los misioneros españoles, seguido de África, con un 12,43 % –Europa tiene un 11,42 %, Asia un 6,06 % y Oceanía un 0,36 %–. «Qué grandeza de alma deben de tener, mujeres y hombres de fe, qué amor a Dios que los lleva a entregar la vida al servicio de la humanidad. No imagino ninguna revolución más pacífica ni ningún hito más grandioso», añadió.

Voluntarios de la Fundación Bangassou organizan los contenedores. Foto: Fundación Bangassou

«Gracias por creer»

Rahola comentó con ironía que tiene amigos que dicen de ella que es «la no creyente más que creyente que conocen». Y reivindicó «el concepto de la caridad» que «personalmente encuentro luminosa, pero que otros consideran paternalista e incluso prepotente». Porque «¡quiénes somos nosotros, gente acomodada en nuestra feliz ética laica, para poner en cuestión la moral religiosa, que tanto bien ha hecho a la humanidad!». Si esa humanidad –llegó a decir– «se redujera a una isla con un centenar de personas, sin ningún libro, ni ninguna escuela, pero se hubiera salvado el texto de los Diez Mandamientos, podríamos volver a levantar la civilización moderna». «El catecismo, sin duda, es el programa político más sólido y fiable que podamos imaginar».

Pilar Rahola no cree, «pero soy una creyente ferviente de todos esos hombres y mujeres que, gracias a Dios, nos dan intensas lecciones de vida». Por eso se revuelve contra «el fango del desprecio» que a menudo se ha arrojado sobre los misioneros. El término evangelización, recalcó, «es el que ha sufrido los ataques más furibundos, sobre todo por parte de las ideologías que se sienten incómodas con la solidaridad cuando se hace en nombre de Cristo». La periodista reconoció su incomprensión hacia la idea generalizada de que «ayudar al prójimo es correcto cuando se hace en nombre de un ideal terrenal y no lo es cuando se hace en nombre de un ideal espiritual».

Es injusto, porque la misión de evangelizar «es una misión de servicio al ser humano», ya que «los valores cristianos son valores universales que entroncan directamente con los derechos humanos». «El mensaje cristiano, especialmente en un tiempo de falta de valores sólidos y trascendentes, es una poderosa herramienta, transgresora y revolucionaria», dijo.

Tras nombrar a los mercedarios, «que se intercambian por presos en tierras musulmanas como acto sublime de sacrificio propio»; a la misionera Isabel Solá, recientemente asesinada en Haití, «gracias a la que muchos pobres habían tenido una segunda oportunidad», o a Manuel García Viejo y Miguel Pajares, de la Orden de San Juan de Dios. fallecidos a causa del ébola, Rahola destacó que ellos «son la metáfora del ideal misionero: amar sin condiciones ni concesiones».

Y concluyó el pregón agradeciendo estos testimonios que interpelan a todos, «a los creyentes , a los agnósticos, a los que sienten y a los que dudan». «Solo puedo decir: gracias por la entrega, gracias por la ayuda, gracias por el servicio; gracias, mil gracias, por creer en un Dios de luz que nos ilumina a todos».