Irak necesita a los cristianos - Alfa y Omega

Irak necesita a los cristianos

Es importante mantener la ayuda a la minoría cristiana y redoblar la presión para que se forme en Irak un sistema político capaz de integrar a las distintas comunidades

Alfa y Omega

En tiempos de Sadam Hussein el número de cristianos en Irak ascendía a un millón y medio. La cifra no llega hoy a los 300.000, y no es previsible que las cosas vayan a mejorar mucho en los próximos tiempos. El peligro de que los cristianos y otras minorías sean borrados del mapa en Oriente Medio sigue latente, según advertía la pasada semana el observador de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Bernardito Auza.

En su visita en Madrid, el cardenal Filoni, prefecto del dicasterio a cargo de los territorios de misión (y durante varios años nuncio en Jordania e Irak), enfriaba la euforia por el avance de la ofensiva contra Mosul, donde hasta 2014 se concentraban los cristianos. Los refugiados –advertía– no podrán volver hasta que la situación se estabilice y muchos, comprensiblemente, ya no regresarán. Ahora más que nunca es importante mantener la ayuda y redoblar la presión para que se forme en Irak un sistema político respetuoso con las minorías, en el que la condición de ciudadano no dependa de la pertenencia a una comunidad étnica o religiosa. La reconciliación no será fácil, pero el país está cansado de la guerra y reúne las condiciones para un futuro de prosperidad, como acaba de vaticinar el Fondo Monetario Internacional. Un Irak estable, donde convivan pacíficamente las distintas comunidades, podría cambiar la tendencia en la convulsa región de Oriente Próximo, incendiada hoy por el enfrentamiento abierto entre sunitas y chiitas. Por el contrario, si no logramos sofocar ese incendio, la violencia sectaria probablemente se extenderá a nuevos países ahora todavía en (tensa) paz.

Los cristianos han sido, históricamente, un factor de cohesión en la zona, defensores de un modelo respetuoso con las particularidades de cada comunidad en el marco de un Estado laico o al menos pluriconfesional. Un modelo similar al que, mal que bien, ha funcionado en el Líbano, podría servir para un Irak federal, pero si la minoría cristiana no cuenta con cierta masa crítica, el equilibrio difícilmente será sostenible.