El mendigo del Vaticano - Alfa y Omega

El mendigo del Vaticano

No es fácil llevar a la práctica la obra de misericordia que pide enterrar a los muertos, pero estas personas han acompañado a muchos a las puertas de la muerte, y han preparado para ellos una sepultura digna, a la espera de la resurrección

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Funeral corpore in sepulto de Willy en la parroquia vaticana de Santa Ana. Foto: CNS

No es habitual que una persona sin hogar te pare por la calle y te pregunte: «¿Hace cuánto que no te confiesas? ¿Sueles ir a Misa?». Es lo que hacía Willy Herteleer, un mendigo de origen alemán que iba a Misa de siete de la mañana en Santa Ana, la parroquia del Vaticano, y luego pasaba el resto del día entre los turistas y peregrinos de la plaza de San Pedro, salando la conversación con temas de índole espiritual.

El párroco de Santa Ana, Franco Silvestrini, lo veía cada mañana en el mismo banco de la iglesia, y luego entre la gente hablando de Dios, del Papa, de la necesidad de la Eucaristía… Así pasó 25 años en Roma, hasta que el pasado diciembre su corazón dejó de latir. Fueron muchos los que se pasaron por la parroquia para preguntar por él y se organizó un funeral al que asistieron muchos fieles.

Willy Herteleer. Foto: CNS

Finalmente, una familia de origen alemán pagó los gastos de su entierro, y Willy fue enterrado en el Campo Santo Teutónico, dentro del recinto del Vaticano. «Él nunca pedía nada –recuerda Silvestrini–, sino que siempre hablaba sobre cuestiones de fe y sugería a aquellos con los que hablaba un camino espiritual».