11 de julio: fiesta de San Benito. La primacía de Dios - Alfa y Omega

11 de julio: fiesta de San Benito. La primacía de Dios

«San Benito muestra para todos los tiempos cuál es el fin principal del hombre: la búsqueda de Dios. El hombre, sin Dios, pierde su razón de ser. Sólo en Dios puede encontrar su felicidad», escribe el padre benedictino Santiago Cantera Montenegro, prior de la comunidad de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y ponente en el Congreso internacional El monacato benedictino y la cristianización de Europa

Santiago Cantera Montenegro OSB
Desde los monasterios, expandidos por toda Europa, se echaron las raíces de la civilización occidental

San Benito, que vivió entre los años 480 y 547 en una Italia convulsionada por las invasiones bárbaras que acabaron con el Imperio Romano en Occidente, señaló para sus monjes unas pautas de vida con las que, desde los monasterios expandidos por toda Europa, se echarían las raíces de la civilización occidental en la Edad Media. Su enseñanza continúa siendo perfectamente actual, porque supera las barreras del espacio y del tiempo. Él ha sabido descubrir el verdadero drama del hombre y encontrar la solución: la desobediencia del hombre a Dios por el pecado debe trocarse ahora en un retorno a Él, religándole por el camino de la humildad y de la obediencia, dos virtudes clave en el proyecto benedictino. Por eso instituye una «escuela del servicio divino» que permita al monje, al hombre que quiere volver a Dios, correr por el camino de sus mandamientos, «ensanchado el corazón, con la inefable dulzura del amor».

Éstas y otras enseñanzas de su magisterio las plasmó en su vida, narrada por el primer Papa-monje, san Gregorio Magno, y las dejó expuestas en la Regla que elaboró para sus monjes, fruto de la acción del Espíritu Santo y de la experiencia de la vida. San Benito muestra para todos los tiempos cuál es el fin principal del hombre: la búsqueda de Dios. El hombre, sin Dios, pierde su razón de ser. Sólo en Dios puede encontrar su felicidad. Por eso, el santo abad pide, ante todo, que se examine en el candidato a la vida monástica «si de veras busca a Dios». En consecuencia, establece en sus monasterios algo que es igualmente una lección para el hombre de hoy: la primacía de Dios. De ahí que el monje, hombre llamado a la unión con Dios, nada deba anteponer a «la obra de Dios», esto es, al Oficio Divino, a la oración que va jalonando su día en armonía con la dedicación al trabajo y a la lectio divina. En nuestro mundo de prisas y de obsesión por el hacer, san Benito nos llama la atención sobre la primacía del ser y la necesidad de poner en reposo nuestro espíritu para tratar con Dios.

Y esta primacía absoluta de Dios la ofrece, además, en clave cristocéntrica. Es otra de sus enseñanzas para todos los tiempos: Jesucristo, Dios hecho hombre, nuestro Redentor, debe ser el centro de todos nuestros amores y el modelo a seguir e imitar para alcanzar nuestra perfección como hombres y nuestra salvación eterna. Por eso lo advierte en dos ocasiones en su Regla: «No anteponer nada al amor de Cristo»; «No antepongan absolutamente nada a Cristo».

El monje milita así en el monasterio para Cristo, obedece al abad por ser quien hace las veces de Cristo y porque nada estima más que a Cristo, recibe al huésped como a Cristo, sirve al enfermo como a Cristo, ora por los enemigos en el amor de Cristo…

En fin, san Benito, en sus prescripciones, nos da muchas lecciones de humanidad, de discreción, de saber dar a cada uno lo mejor, precisamente porque ha sabido comprender al hombre desde la mirada de Dios en Cristo.

Santiago Cantera Montenegro, OSB

Congreso en el Valle de los Caídos

Como todos los santos, la figura de san Benito de Nursia es, a la vez, propia de su tiempo y lo supera, resultando de una completa actualidad. Esto es lo que podrá poner de manifiesto el Congreso Internacional El monacato benedictino y la cristianización de Europa, que se va a celebrar los días del 11 al 13 de julio, en el Valle de los Caídos; será inaugurado por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, y clausurado por el cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco. Lo organizan la abadía de la Santa Cruz y el Foro San Benito de Europa, y cuenta con el respaldo de varias universidades católicas y el patrocinio del Consejo Pontificio de la Cultura.

Más información del Congreso: www.congresobenedictino.com