Director general de la Legión de Cristo: «Hay cambios importantes, pero el carisma permanece» - Alfa y Omega

Director general de la Legión de Cristo: «Hay cambios importantes, pero el carisma permanece»

En absoluto se trata de desconfianza, sino de «una ayuda» de la Santa Sede para culminar el proceso de renovación de la Legión de Cristo y del Regnum Christi. Así acoge el padre Eduardo Robles-Gil el nombramiento de un asistente pontificio, el padre jesuita y canonista Gianfranco Ghirlanda, que asesorará a la congregación en la introducción de algunas indicaciones para la aprobación definitiva de sus constituciones. El estilo de gobierno, en líneas generales, será «más participativo, colegiado y subsidiario»

Ricardo Benjumea
En la entrega del dictamen de la Santa Sede sobre las nuevas Constituciones. De izquierda a derecha: los padres Juan José Arrieta y Robles-Gil; monseñor Rodríguez Carballo y el cardenal Braz de Aviv; y los Consejeros padres Heereman y Sabadell. Foto: Photoservice

¿Cuáles han sido sus principales cometidos en estos 5 primeros meses al frente de la Legión de Cristo?
He tenido que visitar los distintos territorios. Eso me ha llevado bastante tiempo, pero ha sido para mí motivo de muchísima alegría. He encontrado llenos de esperanza a los sacerdotes y a los miembros del movimiento. Eso, y ver el espíritu de trabajo y de apostolado en los centros y en los territorios, me ha dado mucha confianza.

También hemos tenido que ocuparnos de algunos asuntos que habían quedado pendientes con el Capítulo General, sobre todo la situación de algunos sacerdotes que habían pedido su dispensa. Y hemos dedicado mucho tiempo a reuniones con los directores generales de los consagrados y consagradas y algunos laicos de diversos países, para ir buscando la fórmula canónica que nos pueda presentar a los Legionarios de Cristo y a las distintas ramas del Regnum Christi ante el mundo y ante la Iglesia como una unidad, una familia carismática. De hecho, éste ha sido el punto más importante de nuestra reunión con el cardenal Braz de Aviz. Hasta que no encontremos esa fórmula canónica, queda en suspenso la parte del número 1 de las Constituciones, que define la Legión de Cristo como parte del movimiento Regnum Christi.

¿Cómo son las relaciones con la Santa Sede? ¿Cómo ha acogido usted el nombramiento de un asistente pontificio, de cara sobre todo a introducir algún retoque en las constituciones aprobadas por el Capítulo?
Las relaciones son muy buenas, particularmente con la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. El cardenal prefecto y el secretario vinieron el jueves a nuestra casa a entregarnos las resoluciones [el dictamen de la Santa Sede a la propuesta de constituciones aprobadas por el Capítulo General en febrero] y se quedaron a cenar con nosotros, en un ambiente de mucha cercanía y cordialidad. Son personas muy diáfanas, muy sencillas en su trato. El mismo nombramiento del padre Ghirlanda, como nos han explicado, no implica desconfianza de ningún tipo, sino que es una ayuda para que terminemos de superar definitivamente nuestro pasado. Así lo concibe la Santa Sede y así lo hemos recibido nosotros.

El padre Ghirlanda estuvo en el Capítulo prácticamente todos los días, y pude comprobar sus conocimientos sobre la vida religiosa y el Derecho Canónico. Creo que será para nosotros de gran ayuda para encontrar la solución jurídica a la unidad de todo el movimiento. Por una parte, tenemos tres realidades autónomas: la congregación de los Legionarios de Cristo, la Asociación privada de fieles de los laicos consagrados del Regnum Christi y la Asociación pública de fieles de las consagradas del Regnum Christi. La congregación de los Legionarios de Cristo está aprobada, pero falta la aprobación definitiva de sus nuevas constituciones. Y el movimiento Regnum Christi está aprobado como tal. Entonces, ¿cómo vamos a integrar todo esto? Ése es el desafío.

Ordenación de 31 nuevos sacerdotes, el pasado 13 de diciembre en Roma

¿Qué cambia y qué permanece con las nuevas constituciones?
El cambio más claro es la forma de gobierno, mucho más participativo, y en el que los Directores territoriales tienen mucha más autoridad sobre los territorios, con sus respectivos Consejos, y donde las decisiones comunes del Regnum Christi las tomamos con todas las ramas. Hay, pues, un Gobierno más participativo, colegiado y subsidiario. Personalmente, valoro mucho el apoyo del Consejo General de la Legión y también las aportaciones de Jorge López y Gloria Rodríguez [nuevos responsables de consagrados y consagradas] y los consejeros generales de los consagrados y consagradas. Esta diversidad nos enriquece.

Otro campo en el que se introducen cambios importantes es la formación. Estamos buscando que las personas tomen más control de sus propias vidas en el discernimiento vocacional, que haya una convicción más profunda, una decisión más libre y mejor informada, y los superiores, los formadores, seamos de ayuda en ese proceso. Ése es un punto importante.

¿Qué permanece? Permanecemos las personas. Permanece nuestro carisma, nuestros amores: nuestro amor a Dios, a Cristo, a la Virgen, a la Iglesia, a las almas… Ojalá permanezca intacto nuestro espíritu de trabajo, la dedicación a la misión, nuestra capacidad de responder al plan de Dios… Son dones que Dios nos ha regalado para el servicio de la Iglesia y somos responsables de mantenerlos.

¿Con qué se queda usted después de haber acompañado a víctimas del padre Maciel, labor que se le encomendó en los últimos años?
Me quedo con la responsabilidad de que algo así no vuelva a pasar, y para eso tenemos unos códigos de conducta y estamos cuidando especialmente que haya ambientes seguros. También con el compromiso de atender cualquier denuncia y cooperar con las autoridades civiles siempre. Con eso me quedo: con el dolor de las personas a las que conocí y a las que estimo. Merecen todo nuestro respeto y nuestro cariño. Y con mi oración por ellas.

¿Se ha restaurado la confianza de las familias de los alumnos de los colegios del Regnum Christi?
Yo creo que sí, aunque siempre hay campo para crecer. Las matrículas se han mantenido más o menos estables. Quienes nos conocen de los colegios confían en nosotros. Yo dejé de ser director de un colegio en 2008, poco antes de que se supieran esas cosas; no me tocó el trabajo directo en aquellos momentos, pero sí he tenido contacto con muchas familias con las que mantengo una gran amistad, y percibo un ambiente sereno. Ciertamente, la imagen de la Legión y del Regnum Christi necesita purificarse a los ojos de la opinión pública. Para quienes no nos conocen, la primera impresión puede no ser buena. Pero no se trata de mercadotecnia: queremos que nos conozcan por lo que somos y hacemos todos los días, y que de ahí cada uno pueda formarse una idea sobre nosotros.

¿Cómo es la situación económica? ¿Peligra la continuidad de las obras?
No, la continuidad de las obras no está hoy en peligro. Puede haber alguna que se pensaba que iba a tener determinado crecimiento, y no ha sido así, y afronte algunas dificultades particulares. Pero en general, aunque en algunos colegios la situación pueda ser difícil, no diría que está en peligro la subsistencia.

¿Y cómo está la situación en lo que respecta a las vocaciones?
Comenzamos el año con 954 sacerdotes, de los que había unos 50 en proceso de incardinación diocesana. Por otra parte, se van a ordenar este año unos 35 sacerdotes… Estamos en una época de dificultades, no sólo en nuestra congregación, pero confiamos en que Dios siga llamando a jóvenes generosos a la Legión y a la vida consagrada en el Regnum Christi. Aunque no creo que nuestra preocupación deba ser estadística, sino el reafirmarnos en nuestra vocación y en que las personas que vengan se encuentren bien aquí y sean felices sirviendo a Dios, Nuestro Señor, y a la Iglesia.

El padre Robles-Gil, preside la Misa durante el Capítulo General

Le habrá tocado ver cómo amigos sacerdotes se marchaban de la Legión de Cristo. ¿Cómo lo ha vivido?
Con dolor, pero también con mucha serenidad y mucha paz. Hace ya varios años hice una opción en oración delante de Dios, Nuestro Señor, de no juzgar a los legionarios que veían en la crisis institucional un problema personal de vocación. Los acompaño, soy amable con ellos… Ayer mismo, estuve con un padre que me explicó su situación y me pidió que aceleráramos en lo posible —porque es algo que no depende enteramente de nosotros— los papeles. Hacía mucho que no veía a este sacerdote, porque él vive en otro país. Fue un encuentro realmente cordial. Él busca servir a Dios y nosotros buscamos que sirva a Dios feliz donde se vaya encontrando. Así es como lo vivo: no como una tragedia, sino que me pongo al servicio de todos, de los que están dentro, de alguno que puede estar fuera y que necesita alguna ayuda, y de alguno de dentro que pasa por un momento difícil.

¿Y cómo vive la llegada de jóvenes ilusionados que, a pesar de los problemas de los últimos años, tienen claro que su vocación está aquí?
La verdad es que me da muchísima alegría verlos. Como usted dice, saben bien dónde están entrando, y eso da una certeza mayor. En las visitas a los noviciados, los encuentro contentos, ilusionados, y eso a mí también me da mucha alegría y mucha esperanza.

¿Qué funcionó tan bien en la pastoral vocacional de la Legión en el pasado? ¿Cómo mantenerlo hoy?
Creo que es el tomarnos en serio el amor de Dios, que nos llama a servirlo en la Legión. Nos tomamos en serio nuestra vida, la llamada de Dios, la llamada a la santidad, la llamada a hacer algo por los demás, por la Iglesia… Y esta seriedad le da a la persona una gran satisfacción y alegría, porque ve que está haciendo lo que Dios quiere de ella. Eso es lo que creo que llama la atención de muchos jóvenes.

Hace unos días falleció su predecesor, el padre Álvaro Corcuera, gran amigo suyo. Personas cercanas a él afirman que se le trató muy injustamente en los últimos años.
Al padre Álvaro lo vamos a recordar como un sacerdote sumamente bondadoso y caritativo. Nada de lo que sufrió física y espiritualmente le hizo cambiar en su bondad, en su optimismo, en su amor a Dios… A pesar de todas las incomprensiones, siguió amando de la misma manera, siempre bondadoso, siempre atento y cercano a las personas, siempre coherente en su vida personal…