El obispo de Alepo, en Granada - Alfa y Omega

El obispo de Alepo, en Granada

Colaborador
Foto: Ernesto Agudo

Hablar de los congresos trinitarios supone hacer memoria de un largo camino recorrido a lo largo de más de veinte años, cuando, por iniciativa del padre Isidro Hernández, surgió en la provincia trinitaria de España Sur el deseo de fomentar una reflexión teológica que iluminara la acción pastoral y la reflexión de las comunidades trinitarias.

Ahora, este evento, que tendrá lugar en la Facultad de Teología de Granada desde hoy y hasta el sábado, alcanza su décima edición con la intención de profundizar en la cuestión del ecumenismo, algo que ya refleja el título de estas jornadas: Trinidad, Comunión, Unidad.

Así, el congreso tratará de acercarse a la cuestión ecuménica desde diferentes aspectos –la teología trinitaria, la eclesiología, la espiritualidad, la misión, la pastoral–, de la mano de los teólogos Gonzalo Zarazaga, Santiago Madrigal, Alfredo Abad, Diego Molina y Eloy Bueno de la Fuente. Junto a ellos y, con un espacio preponderante, estará el testimonio de monseñor Antoine Audo, obispo de Alepo y presidente de Cáritas de Siria, así como dos mesas redondas sobre el Ecumenismo de la sangre y sobre las Experiencias de comunidades ecuménicas. El colofón al congreso lo pondrá el trinitario Juan Pablo García Maestro que hablará de La Orden Trinitaria y su compromiso por la unidad de los cristianos.

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Los organizadores ha encargado para la ocasión un cartel que pueda servir para introducir la reflexión, además de su consabida utilidad como anunciador. Así lo explican sus autores: «La huella de la mano abierta simboliza entrega, servicio, camino y denuncia para anunciar. La huella de la mano en el cristal nos habla de compromiso sin fisuras, de dar la vida. Detrás del cristal se vislumbran sombras, siluetas de personas que reflejan distintas realidades, tantas como personas hay.

El corazón en la palma de la mano nos recuerda que nada, ni siquiera el martirio de sangre tiene sentido si no es por Amor. Es posible vivir la unidad desde la comunión, es posible si abrimos nuestra mente y nuestro corazón más allá de lo aprendido, de lo establecido, de lo previsto».

Ignacio Rojas
Granada