Malos tiempos para los migrantes - Alfa y Omega

Malos tiempos para los migrantes

Cristina Sánchez Aguilar

Desde el 1 de noviembre, el Gobierno de Italia ha puesto fin a la operación de rescate Mare nostrum, organizada después de la tragedia de Lampedusa. Gracias a este despliegue, cerca de 150.000 personas se habían salvado de morir ahogadas. Pero este operativo costaba al Estado italiano 300.000 euros al día. A cambio, la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores, Frontex, ha puesto en marcha la Operación Tritón, una misión de patrullaje marítimo cuya prioridad es el control de la frontera. Su presupuesto es de 2,9 millones de euros al mes y sólo está garantizado hasta fin de año. Para William Spindler, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), «sin un operativo de rescate capaz de reemplazar a Mare nostrum, se aumentarán los riesgos para aquellos que buscan seguridad en Europa».

También, durante los últimos 15 días, en las fronteras europeas se ha realizado la operación Mos Maiorum, en la que se ha detenido ilegalmente a los inmigrantes, con la excusa de recopilar información para detener el crimen organizado. Estas detenciones, denuncian algunas ONGs, han terminado en expulsiones en menos de 48 horas. El Secretariado de la Comisión episcopal de Migraciones, junto a Confer, el Servicio Jesuita a Migrantes y Cáritas, ha señalado, en un comunicado, que «nuestra sociedad no puede tolerar leyes ni actuaciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, ni acuerdos sobre inmigración entre Estados, que supongan mayores sufrimientos y vulneraciones de derechos hacia las personas. Nuestra pasividad e indiferencia refuerza y legitima este tipo de prácticas».

Y en España, el Gobierno ha presentado una propuesta de reforma de la Ley de Extranjería. Esta modificación, válida en Ceuta y Melilla, busca que los agentes puedan expulsar sin trámite administrativo a los inmigrantes que sean interceptados en el terreno que hay entre las vallas de España y Marruecos. Desde la CEE, José Luis Pinilla ha pedido al Estado «que regule los flujos migratorios bajo el más limpio ejercicio de los derechos humanos y respetando siempre la integridad física de los emigrantes. Y no valen a este respecto argucias legales o ficciones que vulneren el espíritu de la normativa sobre extranjería y derechos humanos».