La alfabetización entre los trabajadores del té bengalíes no supera el 25 % - Alfa y Omega

Literalmente estas que ves en la foto son las primeras letras que esta niña escribe. La línea de arriba en caracteres bengalíes, la de abajo en inglés, como dice la gente aquí. Para qué complicarles la vida diciéndoles que no son caracteres ingleses, sino latinos.

La niña, a la que le han puesto el nombre de Beauty, va a la escuelita Primaria de Teliapara, una plantación de té ya casi en la frontera con India. Tiene la suerte de que en su clase hay pupitres; y digo suerte porque la mayoría de las escuelitas diseminadas por los campos de té no llegan a tanto, y los niños estudian sentados en el suelo.

Te impresionará si te digo que esta niña, solo con saber escribir las letras, ya ha llegado más lejos que sus padres en lo académico. La tasa de alfabetización entre los trabajadores del té no supera el 25 %. A alguien le beneficia que se mantengan en ese estado porque una persona sin educación es más fácilmente manipulable. Firman papeles, o mejor dicho ponen el pulgar con su huella sin saber lo que firman. Los letreros en la calle son para ellos adornos bonitos.

Por eso están los padres tan orgullosos de Beauty, aunque es más que probable que cuando cumpla los 12 o 13 años la arranquen de la escuela y la casen con un hombre 15 o 20 años mayor que ella. La mayoría de las mujeres en las plantaciones se casaron, las casaron, antes de los 16 añitos. El matrimonio por amor es un lujo que muy pocas se pueden permitir aquí.

A partir de ahí tendrá un hijo tras otro al mismo tiempo que trabaja en el campo. Después de una jornada agotadora llegará a casa y tendrá que ponerse a cocinar y lavar la ropa. Nosotros organizamos mensualmente un programa de nutrición para menores de 5 años; allá vienen estas madres con sus hijos malnutridos. Muchas veces, al pesar a los bebés, pesamos primero a la madre con el niño en brazos y luego a la madre sola, para saber lo que pesa el niño. Pues bien, en muchos casos, madre y bebé juntos pesan 38 o 40 kilos. 40 kilos de amor. Uno no sabe si darle el saquito de leche, aceite y lentejas al niño o a la madre…

Nosotros queremos poner nuestro granito de arena proporcionando educación secundaria a las chicas (también chicos, por supuesto) que podamos. Confiamos en que los estudios les darán, además de conocimientos y habilidades, la capacidad de pensar, reflexionar y criticar. La educación abre los ojos, las mentes y las conciencias. Dios nos ayude para que así sea.