La estrecha relación entre el consumismo y el expolio a las comunidades más vulnerables - Alfa y Omega

La estrecha relación entre el consumismo y el expolio a las comunidades más vulnerables

Enlázate por la Justicia –red formada por Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES– ha lanzado una campaña para llamar la atención sobre la estrecha relación entre nuestros estilos de vida consumistas y el expolio a las comunidades más vulnerables

Ricardo Benjumea
Presentación de la campaña Si cuidas del planeta, combates la pobreza en la Universidad Pontificia de Comillas. Foto: Enlázate por la Justicia

«¿Quién es más rico, el indígena que vive tranquilamente de su cultivo, o la persona estresada que vive en la ciudad?». «Nosotros hemos sido ricos, porque hemos tenido un territorio limpio, agua limpia, aire puro, comida orgánica… No hemos tenido que pagar facturas. Podemos disfrutar del rocío de la mañana, tener conversaciones agradables… Pero toda esa riqueza a muchos pueblos les ha sido arrebatada por las industrias extractivas», y por el afán de «querer homogeneizar una sociedad de consumo voraz» en todo el planeta.

Es la enmienda a la totalidad de Patricia Gualinga al modelo de desarrollo occidental. Ella representa a la comunidad quechua de Sarayaku, un pequeño pueblo de 1.400 personas situado en el Amazonas ecuatoriano, célebre por su victoria contra la Compañía General de Combustibles de Argentina, que pretendía quedarse con sus tierras. La empresa tuvo de su lado al Gobierno de Ecuador, a la Policía y al Ejército. «Hubo persecución, denuncias falsas contra nosotros, torturas… y el país no nos escuchó». La comunidad no se desanimó, gracias –explica Patricia– a su fuerte sentimiento de pertenencia a la comunidad y a «una espiritualidad muy fuerte», que aunque conserva orgullosa a sus chamanes y otras costumbres ancestrales, se reconoce católica.

La resistencia fue una tarea colectiva: los más jóvenes y veloces se pusieron a boicotear en la selva los trabajos de la petrolera; a los que sabían hablar español y tenían dotes de comunicación se les envió al exterior para darle publicidad al caso; los ancianos se quedaron a cargo de los niños… El caso terminó en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que en 2012, tras diez años de litigio judicial, falló en contra del Estado de Ecuador.

Cambiar nuestro modo de vida

Lo novedoso de esta historia es su final feliz, que sirve de inspiración a otras muchas comunidades afectadas por la invasión de las empresas mineras o los nuevos latifundios de soja transgénica (utilizada para forraje animal o para los combustibles ecológicos). «Los conflictos de este tipo son cada vez más y mayores», asegura Luis Ventura, del Área de Cooperación Internacional de Cáritas Española y responsable del eje de Redes Internacionales de la REPAM. «Hay muchas personas que han dado su vida en la lucha, como Berta Cáceres», asesinada en 2016. «Son tan fuertes los intereses económicos sobre estos territorios y es tal la complicidad de los estados, que cuando una comunidad resiste en defensa de su tierra utilizan muchas artimañas, desde campañas para crear en la opinión pública una imagen contra las comunidades indígenas, presentándolas como enemigas del progreso, a la criminalización de sus dirigentes», añade.

Enlázate por la Justicia –una red formada por Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y la Red de Entidades para el Desarrollo Solidario (REDES)– ha lanzado la campaña Si cuidas del planeta, combates la pobreza para hacer ver que, conscientemente o no, las sociedades ricas son cómplices de esos casos de expolio y de violencia, siquiera porque «nuestras empresas también están presentes en el Amazonas, así que no podemos decir que esto no va con nosotros», afirma Javier Sánchez, responsable de Incidencia Política de REDES, agrupación de más de 50 ONG para el desarrollo católicas.

En pleno frenesí consumista del Black Friday, el pistoletazo de salida para las compras navideñas, el acto de presentación celebrado en la Universidad Pontificia de Comillas llamó la atención sobre cómo «nuestra manera de vivir acaba repercutiendo sobre el medioambiente y la gente con menos recursos», en palabras de Marco Gordillo, coordinador de Campañas de Manos Unidas. Teresa de Febrer, de la ONG Prosalus, lo formuló de este modo: «Debemos cambiar nuestros hábitos de vida o nuestros hijos y nuestros nietos lo van a tener muy complicado».

Más allá de Goliat

David no puede conformarse con vencer en juicio a Goliat, la petrolera; para sobrevivir a largo plazo debe modificar los estilos de vida y el modelo de desarrollo que está devastando el Amazonas y el resto del planeta. Su victoria sería también la de todos.

«Los pueblos indígenas no solamente piden nuestra solidaridad, tienen propuestas», dijo el cardenal Cláudio Hummes. «Ellos tienen una espiritualidad muy fuerte, no están solo interesados en las cosas materiales, en ganar mucho dinero o en el progreso tecnológico», añadió el purpurado brasileño. «Nos ayuda mucho escucharles». No se trata de pretender vivir exactamente como ellos, porque, «claro, no son cosas que se pueden copiar. Pero son una inspiración ante problemas como el calentamiento global».

Sentada junto al cardenal brasileño, Patricia Gualinga matiza que no aspiran a que Occidente deje de utilizar «el metro, los coches y todo lo demás». Pero «creo que es el momento de que abran los ojos y vean que esta economía donde a todos nos obligan a ser como ustedes no funciona». «Su esquema no funciona, el nuestro sí está funcionando. ¡Escuchen a los pueblos indígenas, para que pueda seguir habiendo el poco equilibrio que queda todavía en el planeta frente al deterioro medioambiental».