«Queremos que la Navidad llegue a nuestro barrio» - Alfa y Omega

«Queremos que la Navidad llegue a nuestro barrio»

María Martínez López
Sara, en su casa. Foto: Archivo personal

En distintos momentos de este fin de semana, miles de niños misioneros van a recorrer las calles de los pueblos y ciudades de toda España para repartir ocho millones y medio de estrellas y anunciar el nacimiento de Jesús a toda la gente con la que se encuentren. Es la fiesta de los Sembradores de Estrellas, una de las más bonitas que organiza Obras Misionales Pontificias a lo largo del año.

Normalmente, antes de salir por las calles, todos los niños se reúnen en una iglesia o en la catedral de su ciudad para ser enviados como misioneros. En Málaga, esta celebración la ha preparado la parroquia de San Fernando, que es muy misionera. Su párroco, el padre Jaume, estuvo una temporada en Guatemala cuando se preparaba para ser sacerdote, e intenta que todos los grupos se impliquen en el Domund, en la campaña de Manos Unidas o en ayudar a algún país de América Latina.

«Todo empezó en Belén»

En los Sembradores de Estrellas, participan los niños que van a hacer la Primera Comunión al año siguiente, y también los que ya la han hecho, que van como colaboradores de los catequistas. Sara lleva participando tres años. Ella y otros chicos de su grupo «ayudamos a organizar a los niños, haciendo que se pongan en fila y cosas así».

Después del envío en la catedral, «vamos a visitar belenes por el centro», cuenta. Jaume añade que se trata de «entender que todo empezó así, en Belén. Los que hemos descubierto que Jesús es la Buena Noticia, podemos vivirlo en Navidad» compartiendo con los demás «un mensaje de esperanza».

Los niños y sus catequistas comen juntos «en un parque donde pasamos la tarde jugando y cantando villancicos», sigue Sara. Al final del día, reciben un paquete de chucherías con la condición de que las compartan; y ¡por fin! las pegatinas de estrella. Cuando las dan en la catedral, Jaume las secuestra hasta el final del día para que no se acaben mientras están todavía en el centro de Málaga. «Queremos que la presencia visible de la Navidad llegue también a nuestro barrio», el del Cónsul, que está apartado, explica el párroco.

Sara reparte las estrellas a su familia, «a los vecinos y a la gente del barrio. A veces voy con mis amigas. Otros años vamos al pueblo y les doy estrellas a los vecinos, felicitándoles la Navidad y recordándoles que estos días hay gente sola y hay que ayudarlos. Estos días, algunos solo piensan en los regalos y la comida, y no en lo que realmente es la Navidad».

Los niños reparten las estrellas con tantas ganas, que «a los pocos días me llaman para pedirme más –explica Jaume–. Cuando les encomiendas una misión tan bonita como compartir la alegría de la Navidad, la hacen con mucho entusiasmo».