«Necesitamos solidaridad, no construir vallas» - Alfa y Omega

«Necesitamos solidaridad, no construir vallas»

«Necesitamos refundar la democracia», dice el director de las Semanas Sociales, tras el encuentro celebrado la pasada semana en Alicante, que ha debatido sobre la corrupción. El martes, Cáritas alertaba sobre el aumento de la desigualdad en España. Los inmigrantes se llevan la peor parte. «Necesitamos generar solidaridad, no construir vallas», decía el Secretario General de Cáritas. Hace falta un cambio de actitud personal, añadía, poniendo el ejemplo de la religosa guineana a quien no se le permitió tratarse en España, y vino luego a donar su sangre para curar a enfermos de ébola

Cristina Sánchez Aguilar
Imagen de una zona de la valla de Melilla junto a un campo de golf

Inmigración, a debate. Devoluciones en caliente y golf junto a la valla

El Secretario de la Comisión episcopal de Migraciones, de la Conferencia Episcopal Española, el sacerdote jesuita José Luis Pinilla, participante en la Semana Social de España, recuerda la importancia de defender la dignidad de los hermanos migrantes como uno de los desafíos para construir una nueva sociedad. «¡Qué hermosas son las ciudades que superan la desconfianza enfermiza e integran a los diferentes, y que hacen de esa integración un nuevo factor de desarrollo! ¡Qué lindos los espacios que conectan, favorecen el reconocimiento del otro!», exclama el Papa en la Evangelii gaudium.

Estas palabras, reconoce Pinilla, «no parece que, por ahora, se puedan aplicar en algunos espacios fronterizos de Ceuta y Melilla, donde últimamente nuestros hermanos inmigrantes han sufrido de manera cruda los efectos de la cultura del descarte». Y alude a fotografías y videos difundidos en los últimos días, que califica de «tremendos y significativos. Me quedo con uno de ellos. La foto del contraste: inmigrantes en la valla, como espectadores inusuales de una partida de golf». Una imagen que ha indignado a la opinión pública. Aunque, para Pinilla, «es la más digerible». El video de la ONG Prodein, de Melilla, en el que se muestra cómo un inmigrante es golpeado con porras por la Guardia Civil, enfundada con guantes y mascarillas para no contagiarse de ébola, «ofende mi dignidad», afirma. «La integridad física de mis hermanos está siendo maltratada», añade el Secretario de la Comisión episcopal de Migraciones. El joven camerunés de 23 años al que agredieron, Dany, cayó de la escalera inconsciente y durante muchos minutos no despertó. De hecho, en las imágenes se ve cómo los guardias le llevan de nuevo al lado de la valla marroquí. Y él seguía inconsciente.

Imagen del video de Prodein, donde se ve cómo la Guardia Civil transporta a Dany, inconsciente tras recibir una paliza

Para Pinilla, «Melilla tiene derecho a su desarrollo turístico y de ocio, pero hay que arbitrar otras fórmulas que vayan más allá de convertir, a modo de gradas de un espectáculo, las vallas defensivas de una ciudad». Por otra parte, el Secretario de la Comisión de Migraciones reclama que «hay que urgir al Estado, que tiene derecho a regular los flujos migratorios, a que lo haga bajo el más limpio ejercicio de los derechos humanos y respetando la integridad física de los emigrantes. Y no valen a este respecto argucias legales -como se califica la propuesta legal de amparar la devoluciones en caliente- que vulneren el espíritu de la normativa sobre extranjería y los derechos humanos». Podríamos, por ejemplo, propone don José Luis Pinilla, «imitar a Italia que ha rescatado en el Mediterráneo este año a 100.000 sin papeles».

No nos engañemos: «Los emigrantes seguirán subiendo a las vallas queriendo casa y vida. Algunos consiguen colarse. Otros serán cadáveres que la mar entrega a las orillas prohibidas», sostiene. Mientras, la Iglesia sin fronteras seguirá recogiendo, besando y dándoles sepultura.

Semana social de España. Refundar la democracia

«Necesitamos, como ciudadanos, refundar la democracia, volver a ilusionarnos con proyectos políticos». Ésta es una de las conclusiones que saca el director de la Semana Social de España, don Vicente Navarro de Luján, después de tres días en los que se ha debatido, intensamente, sobre el estado actual de la sociedad y los desafíos a los que nos enfrentamos. ¿Cómo se consigue provocar de nuevo la ilusión? «Con una política de actividad atractiva y ética, con la que la gente no sienta rechazo», añade.

La relación entre el Estado y la sociedad ha sido uno de los temas abordados en esta Jornada, que tuvo lugar desde el jueves 23 al sábado 25 en Alicante. «Hay una situación preocupante de malestar. La desconfianza de los ciudadanos en los actores políticos y las instituciones públicas ha caído al nivel más bajo en los 30 años de democracia», afirmó durante su ponencia don Fernando Jiménez, profesor de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Murcia. Esto, añadió, ha provocado que «la tentación de hacer la guerra por nuestra cuenta sea cada vez mayor. La contestación callejera con eslóganes del tipo No nos representan, o rodeemos el Congreso, muestran el malestar de la ciudadanía». Para Navarro, Presidente de la Semana Social, «la gente va a ir a votar contra algo, no a favor de algo. Y eso hace que corramos el peligro de que haya movimientos antisistema que capten el voto por la protesta». Movimientos, añade, «que no tienen ni siquiera un proyecto político».

Esta degradación de la visión política, para don Fernando Jiménez, ha tenido, en parte, un efecto positivo: «Por primera vez, nos hemos interesado algo más por la política. Porque los españoles no hemos tenido nunca mucha implicación por los asuntos públicos. Y ahora sí». Da una solución: «Para crear una nueva sociedad hay que proponer un proyecto colectivo nuevo que aumente la confianza y el sentido comunitario, inspirado en los cambios institucionales, los cambios en el soporte comunitario e identidad colectiva, y el cambio en los sentimientos morales».

Esta solución se inscribe en la hoja de ruta de las intervenciones de estos días. Hoja que resumía el nuncio de su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini, en su intervención: «Ante la crisis que estamos viviendo, es importante seguir y abrazar la doctrina social de la Iglesia, repensando la solidaridad como el principio básico de la concepción cristiana». También el cardenal de Lyon, Philippe Barbarin, invitado destacado en la Semana Social, denunció la existencia de una «idolatría del dinero y una economía que excluye, porque querer más y más dinero significa excluir a muchísima gente y, eso, hay que convertirlo». Una conversión que, para el cardenal, pasa por la evangelización en las grandes ciudades. No es teoría: él ya ha puesto en marcha un proyecto de evangelización en en su diócesis francesa. El motivo es que, en la urbe, existe una profunda crisis espiritual: «Uno puede tener una salud estupenda y muchísimo dinero, pero ser siempre un desgraciado y un infeliz».

Cáritas presenta el VII Informe Foessa: «Se ha roto el contrato social»

Cáritas Española presentó, el martes, el VII Informe Foessa, que supone toda una enmienda a la totalidad al actual modelo económico y social en España. «Hemos sustituido el contrato social por el contrato mercantil», resumió el Secretario General de la organización caritativa de la Iglesia, don Sebastián Mora. Desde el inicio de la crisis, el porcentaje de hogares afectados por la pobreza ha aumentado un 50 % en nuestro país. El 25 % de la población está en situación de exclusión, lo que equivale a cerca de 12 millones de personas, de las cuales 5 millones se encuentran en exclusión severa. El porcentaje de población que se considera hoy plenamente integrado en la sociedad es tan sólo del 34,3 %, apenas un tercio, mientras que, en el año 2007, superaba el 50 %.

El problema no es —o no sólo, ni principalmente— la crisis económica. Cuando la economía crecía a velocidad de crucero —explicó el coordinador del Informe, Francisco Lorenzo—, se estaban generando grandes bolsas de precariedad. De hecho —advirtió—, dos de cada tres personas en situación de exclusión social lo estaban ya antes de la crisis. Lo que ha hecho esta crisis es acentuar la brecha social, lo cual genera un problema grave para la convivencia en España.

El Informe llama la atención sobre las repercusiones de la crisis en la población más vulnerable. Sobre este sector se han cebado tanto el aumento del paro, como los recortes en sanidad (800 mil inmigrantes han perdido su tarjeta sanitaria), educación, dependencia o servicios sociales.

El Informe Foessa, de cerca de 700 páginas, ha contado con la participación de más de 90 investigadores y 30 universidades. Su objetivo es mostrar la realidad de forma objetiva y rigurosa, pero no aséptica ni neutral, aclaró Mora, ya que la Iglesia «toma partido por la defensa de los derechos de los más pobres». Cáritas quiere abrir un debate social, porque «todos somos parte del problema, pero podemos ser parte de la solución».

La experiencia —destacó Mora— demuestra que no basta el crecimiento, ni la simple generación de empleo. Podemos generar una economía «con datos macroeconómicos perfectos, pero insufrible». Es necesario invertir mucho más en políticas activas para reducir la desigualdad, entre las que Cáritas propone diversas ayudas a las familias, una distribución de la carga fiscal más equitativa y —como primera y más urgente medida— mayores ayudas a las personas en situación de mayor necesidad. «Es una cuestión de justicia, pero también de estabilidad social», dijo Lorenzo.

Mora pone sus esperanzas en pequeñas iniciativas que surgen en los barrios y en las parroquias: cooperativas, grupos de consumo responsable, iniciativas de intercambio de vivienda, banca ética… Ese tipo de iniciativas demuestran que «otro mundo es posible. Ya existe. No es una utopía». Pero es preciso una mayor implicación ciudadana. Con apenas un 30 % de población española implicada en movimientos asociativos, falta masa crítica. «Moralizar la sociedad» —dijo— significa combatir la corrupción, pero también aprender a ver los problemas de los demás como propios.