Francisco celebra su cumpleaños con ocho mendigos - Alfa y Omega

Francisco celebra su cumpleaños con ocho mendigos

El Papa ha invitado a desayunar a varias personas sin techo. Después celebró una Misa con unos 70 cardenales, en la que les habló de la vejez, «una palabra que parece fea» y «asusta», pero que también significa «sabiduría», «fecundidad» y «tranquilidad»

Ricardo Benjumea
Foto: REUTERS

Ocho mendigos acudieron a primera hora de esta mañana a la Casa de Santa Marta conducidos por el limosnero del Papa, monseñor Konrad Krajewski. Habían sido «invitados personalmente» por Francisco a desayunar. De regalo, le llevaron tres ramos de girasoles, según informó la Santa Sede. Se trató de dos mujeres y seis varones —cuatro italianos, un moldavo, dos rumanos y un peruano—. En torno a las 7:15, Francisco les ofreció unos dulces argentinos y se despidió de ellos, para prepararse para la Misa prevista tres cuartos de hora más tarde con los cardenales presentes en Roma.

Unos 70 purpurados concelebraron con el Pontífice en la capilla Paulina del Palacio Apostólico. Al comienzo, el cardenal Sodano, decano del colegio cardenalicio, felicitó al Papa por su 80 cumpleaños y dio las gracias ««al Señor por haberlo elegido para esta misión y por todo el amor con el que está desempeñando esta misión». «Nosotros estamos cerca de usted», añadió. «Nuestra oración le acompañará siempre».

Francisco habló de «una palabra que parece fea» y que «desde hace algunos días me viene a la mente»: la vejez. Es un término que «asusta también», pero «la vejez es sed de sabiduría, esperemos que también para mi». Nos «llega de golpe», sí, pero se trata de «una etapa de la vida que da vida, alegría y esperanza». «La vejez es tranquilidad, religiosa y también fecunda. Rezad por mi, para que mi vejez sea así: tranquila, religiosa, fecunda y también alegre».

Al término de su homilía, el Papa destacó que «un poco de sentido del humor ayuda a seguir adelante». Como la que él mismo mostró al contar, al final de la Misa, que «ayer me regalaron el De senectute de Cicerone».