«A los niños misioneros les alegra dar sus juguetes a otros» - Alfa y Omega

«A los niños misioneros les alegra dar sus juguetes a otros»

26 chicos de Infancia Misionera de Guayaquil (Ecuador) han puesto su granito de arena para hacer regalos a 500 niños de las zonas más pobres de su ciudad

María Martínez López
Los niños de la parroquia de la Preciosísima Sangre de Cristo esperan sus regalos. Foto: Obra misionera de Jesús y de María

Gracias a los chicos de Infancia Misionera de Guayaquil, 500 niños de otras partes de la ciudad recibieron hace unas semanas ropa y juguetes. Guayaquil es la ciudad más poblada de Ecuador, y aunque la situación económica de este país latinoamericano ha mejorado bastante, en algunas zonas sigue habiendo mucha pobreza. Por eso, todos los años los 26 niños de entre 4 y 12 años de los grupos de Infancia Misionera de la parroquia Señor de la Buena Esperanza, que está en una zona donde se vive bien, colaboran para hacer llegar regalos a esos otros niños que, dentro de su propia ciudad, lo pasan peor. Así, hacen realidad el lema de Infancia Misionera: Los niños ayudan a los niños.

La hermana María Dolores Paredes, de la Obra Misionera de Jesús y de María, es la responsable de los grupos y la que coordina la recogida de regalos de Infancia Misionera en Guayaquil. Desde agosto «pedimos la colaboración de la gente de la parroquia y enviamos cartas a algunas empresas para que nos hicieran donativos», cuenta. Pero los grandes protagonistas de la campaña son los niños de Infancia Misionera y sus familias.

«Este no, que es mío»

Los más mayores y los padres ayudan vendiendo papeletas para una rifa. Y, sobre todo, «traen cosas de su casa. Esa parte se les hace difícil –admite la hermana María Dolores–. Un día, mientras estábamos clasificando los juguetes con los padres, una niña vio uno suyo», y se arrepintió de haberlo dado. «Dijo: “Ese no, que es mío”. Yo le respondí: “Es tuyo, pero vamos a hacer este sacrificio para llevárselo a los niños pobres”». Poco a poco «entienden que otros los necesitan más que ellos». Además, «luego les causa mucha alegría» haber hecho este esfuerzo, explica la hermana María Dolores.

Parte del grupo de Infancia Misionera con la hermana María Dolores. Foto: Obra misionera de Jesús y de María

Los regalos los entregan cada año en un sitio distinto. Y, para ello, organizan una fiesta antes de Navidad. Este año han ido a la parroquia de la Preciosísima Sangre de Cristo, en un barrio de las afueras de la ciudad; y a una escuela que tienen las religiosas en un pueblo llamado Simón Bolívar. «Vamos las misioneras, el sacerdote, y también los chicos de Infancia Misionera, sus padres y las otras personas que han colaborado en la recogida. Los niños de nuestros grupos preparan algún baile» o la coreografía de un villancico, y actúan con la ayuda de un grupo de música de la parroquia. Luego todos comparten una merienda.

«Rezamos unos por otros»

En esta visita «los niños ven la realidad de esos barrios. Allí muchas familias viven en casitas de tablas, de caña… –explica la religiosa–. El día de la fiesta nuestros niños volvieron a casa felices de haber ayudado». Durante el resto del año, los pequeños misioneros siguen unidos a través de la oración. «Cuando vamos a otros barrios, siempre les decimos que recen por nosotros, y el sacerdote se lo recuerda. Y nosotros rezamos siempre por ellos».

Quedan cuatro días

El domingo 22 de enero se celebra en España la Jornada de Infancia Misionera. Este año el lema es Sígueme. «Los niños deben ser conscientes de que Dios cuenta también con ellos, para que sean sus discípulos, seguidores de la voz de Jesús que les llamó en el Bautismo y les invita a ser sus misioneros entre sus familiares, amigos y compañeros», dice José María Calderón, delegado de Misiones de Madrid. El año pasado, en esta jornada se recaudaron 2,7 millones de euros, que se destinaron a proyectos que ayudan a los niños en 32 países de todo el mundo, sobre todo de África.