El arte vaticano desembarca en Río - Alfa y Omega

El arte vaticano desembarca en Río

Entre las 45 exposiciones que conforman la oferta cultural del Festival de la Juventud de la JMJ Río 2013, el Museo Nacional de Bellas Artes, de Brasil, acoge la joya de la corona: la muestra La herencia de lo sagrado: obras maestras del Vaticano y de museos italianos. La exposición cuenta con más de cien obras de artistas como Leonardo da Vinci, Tiziano, o Rubens, llegadas de los museos de la Santa Sede y de las principales instituciones italianas, como la Galería Borghese, los Museos Capitolinos, el Museo napolitano de Capodimonte, o la Biblioteca Apostólica Vaticana

José Antonio Méndez
‘Barco místico’. Fragmento de un sarcófago (325-350 d.C.)

«La belleza, como la verdad, pone alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo, que une a las generaciones y las hace comunicarse en la admiración». Así habla el Concilio Vaticano II sobre cómo el arte y la belleza acercan a los hombres a Dios, especialmente a las nuevas generaciones. Por eso, entre las actividades que se presentan en cada Jornada Mundial de la Juventud, el arte tiene un lugar destacado. Y la JMJ de Río de Janeiro no es una excepción. En total, 45 exposiciones culturales conforman el Festival de la Juventud, y que abarcan fotografía, arte sacro, teatro y hasta grafiti. La joya de la corona, por el número y valor de sus obras, es la exposición La herencia de lo sagrado: obras maestras del Vaticano y de museos italianos, que ha desembarcado en el Museo Nacional de Bellas Artes, de Río.

Esta muestra cuenta con más de 100 obras llegadas de los Museos de la Santa Sede (el Museo Vaticano, la Biblioteca Apostólica Vaticana y la Fábrica de San Pedro), y de las principales instituciones italianas, como el Museo del Palacio de Venecia; la Galería Borghese y los Museos Capitolinos, de Roma; el Museo de Capodimonte, de Nápoles; la Galería de las Marcas, en Urbino; la Galería Palatina, de Florencia; y de colecciones particulares y otros museos diocesanos. El catálogo de artistas es abrumador: Leonardo da Vinci, Tiziano, Rubens, Caravaggio, Bernini, Perugino, Pinturicchio… Y no lo es menos la selección de piezas: mármoles del siglo IV, iconos en madera del siglo III, mosaicos, tapices barrocos, oleos renacentistas, miniaturas en pergamino, relicarios de santos realizados en valiosa orfebrería…

No obstante, lo más importante no son las obras por sí mismas, sino lo que representan: la temática que estructura la exposición es el relato de la vida de Jesús, su Pasión, muerte y resurrección; la protección de la Virgen María a los hombres; la sucesión apostólica (especialmente, la figura de san Pedro y su vínculo con san Pablo) garantizada en la Iglesia; y la presencia del Espíritu en medio de la Historia, a través de la vida de los santos.

El director del Museo Nacional de las Bellas Artes ya ha dicho que será «una de las exposiciones más relevantes jamás realizadas en un país de América del Sur», pero lo realmente relevante será el número de corazones que, ante estas obras, se conmuevan y se muevan hacia Dios.