El escritor católico y el intelectual marxista, grandes amigos gracias a Chesterton - Alfa y Omega

El escritor católico y el intelectual marxista, grandes amigos gracias a Chesterton

Juan Manuel de Prada y Santiago Alba Rico (referente de la izquierda podemita y antiguo guionista de La Bola de Cristal, junto al filósofo Carlos Fernández Liria) dialogan sobre lo que les une y lo que les separa, pero siempre desde la amistad: «¡Cuántas discusiones fecundas se han perdido porque se han convertido en peleas!», lamenta Alba

Ricardo Benjumea
Santiago Alba y Juan Manuel de Prada

Con motivo de la publicación del nuevo libro de Alba Rico [Ser o no ser (un cuerpo)], ABC Cultural publica una conversación entre dos amigos unidos por la devoción a Chesterton y su afán de búsqueda de la verdad.

No podían faltar referencias a la política. Desde posiciones distantes, los dos han sido sin embargo muy críticos con el sistema político y económico actual. «Cuento con que muchos cristianos, entre otros tú, se sumen a esta lucha contra un capitalismo que disuelve los lazos [humanos] y nos vuelve un poco solteros, en el sentido de sueltos, sin enganche, sin compromiso», afirma Alba Rico. «Igual que creo que tu misión y tu obligación, como católico que eres, es la de criticar tu propio legado y dirigirte a los tuyos para volverlos más razonables, mi obligación como persona de izquierdas marxista es también revisar mi propio legado, discutirlo y criticarlo, y creo que, en ese sentido, la izquierda no ha comprendido que debería buscar alianzas allí donde las encuentre, y desde luego, uno de los lugares privilegiados para encontrar esa alianza es el cristianismo».

Los dos intelectuales no ocultan que entre ambos existen importantes discrepancias, como el aborto. Prada compara la indiferencia con el exterminio de niños en el vientre materno con aquella frase de Orson Welles en la película El tercer hombre, cuando el actor, desde lo alto de una noria, apuntando con un arma a la gente de abajo, pregunta: «¿Sentirías compasión por alguno de esos puntitos negros si dejara de moverse?».

«Lo malo de una pelea –dice en otro momento Alba, citando a «nuestro querido alcahuete Chesterton»– es que pone fin a una discusión. ¡Cuántas discusiones fecundas se han perdido porque se han convertido en peleas!». Por lo demás, a pesar de las discrepancias, el escritor pone en valor «el hecho de que tú y yo podamos sentarnos en una mesa juntos y discutir sobre todo esto, incluso ser grandes amigos».

Con respecto al aborto aparece en la conversación un primer esbozo de acercamiento: «Deberíamos luchar por una sociedad en que todos los hijos, todas las gestaciones, sean deseadas», termina concediendo el escritor marxista.