Hoy toca clase de Mates en la catedral - Alfa y Omega

Hoy toca clase de Mates en la catedral

María Martínez López
Monseñor Demetrio Fernández visita, junto con unos niños, Una ciudad con ángel, en Córdoba. Foto: Valerio Merino

Además de Religión, ¿se puede aprender Historia, Plástica, o incluso Matemáticas, en una catedral? Las X Jornadas de Museólogos de la Iglesia en España, que se celebran hasta mañana en Córdoba, pretenden demostrar que sí. Con el lema Los museos de la Iglesia como espacio de aprendizaje, el encuentro busca evitar «la tentación de, únicamente, conservar las obras que tenemos. Hay que exprimirlas» para «evangelizar explicando los misterios de Dios, pero también la cultura» que surgió o creció al amparo de la fe, explica Francisco Javier Alegría, presidente de la Asociación de Museólogos de la Iglesia.

Aunque no se trata solo de realizar actividades educativas con niños, Alegría reconoce que los museos y catedrales permiten «establecer un vínculo con colegios e institutos. El docente encuentra en nosotros un aliado» que le facilita la tarea, ofreciéndole proyectos atractivos que puedan vincular con las distintas materias. Ejemplo de ello es el museo que él dirige, el de la catedral de Murcia. Allí, un pequeño equipo ha elaborado una decena de actividades distintas que permiten, por ejemplo, que los niños de 2º de Primaria aprendan formas geométricas con la bóveda de la catedral, los de 1º de la ESO se familiaricen con las texturas de distintos materiales, y los de 3º de la ESO descubran cómo el arte ha reflejado la mitología clásica.

Yincana por el palacio

También la diócesis anfitriona camina en esa línea, haciendo de la necesidad virtud tras el cierre por reformas del museo. María José Muñoz, su directora, explica que durante dos años ofrecieron una escuela-taller en la que 40 estudiantes desarrollaron distintos recursos museísticos, como maquetas o réplicas de obras de cerámica, para facilitar las visitas a personas invidentes. También han formado a guías. Todos esto ha nutrido el proyecto Una ciudad con ángel, en marcha desde 2013 a la espera de la reapertura definitiva del museo.

La visita incluye un recorrido parcial por el palacio episcopal, durante el cual se explica su vinculación con la historia de la ciudad, y tres salas con maquetas y otros recursos. «Aquí pueden aprender sobre los hallazgos arqueológicos de la Córdoba cristiana. Funciona muy bien como antesala a la visita a la catedral». Otras veces, la visita termina con talleres como una yincana por el mismo palacio o por la judería, o la elaboración de una miniatura medieval. El proyecto tiene buena acogida: «Durante los primeros seis meses, pasaron por aquí 5.000 niños. Funciona de febrero a junio por la mañana, y tenemos visitas continuamente, de toda España». Pero, para Muñoz, la mejor valoración es la de su crítico más exigente: «Mi hijo me dice que, de todas las actividades a las que van con el colegio, esta es en la que mejor se lo pasan».

«¡El del centro es el maestro!»

Dar a conocer el patrimonio eclesiástico no interesa únicamente a los responsables de los museos diocesanos. «La catedral de Tarragona es un punto estrella del turismo de la ciudad. Es muy importante en nuestra vida», desde el punto de vista «religioso, artístico, y festivo. Eso hay que transmitírselo a los niños». Habla María Joana Virgili, que durante 25 años ha trabajado en Campo de Aprendizaje, un organismo de la Generalidad de Cataluña que elabora materiales didácticos sobre el patrimonio cultural. Ahora, jubilada, hace lo mismo en Amigos de la Catedral.

Campo de Aprendizaje ha elaborado, desde hace 18 años, multitud de itinerarios y actividades en torno a la catedral de Tarragona y su museo. Su último proyecto, en colaboración con Amigos de la Catedral, es una visita para niños y abuelos que Virgili va a presentar en las jornadas: «Lo hicimos durante Navidad pensando que vendrían 40 niños, y aparecieron 90. Primero trabajamos identificando los personajes de la fachada. Luego, montaron una reproducción del rosetón. También les explicamos algunas leyendas, y al final celebramos el bautismo de una campana. Ha despertado mucho interés».

«No ponemos un énfasis especial en el tema religioso, porque este surge, estamos impregnados de él». Como ejemplo, Virgili recuerda la lectura «tan profunda» que se puede hacer de la reacción de un niño en una actividad sobre las tallas en piedra de animales. Mientras miraba al león con alas y un libro de un pantocrátor, exclamó: «¡Ya lo entiendo! Va al colegio, y el que está en el centro [Cristo, N. d. R.] es el maestro».