Sofía Wulf: «Hay que ser católicos a todas horas, no solo al entrar en las iglesias» - Alfa y Omega

Sofía Wulf: «Hay que ser católicos a todas horas, no solo al entrar en las iglesias»

En conversación con Alfa y Omega, Sofía Wulf, uno de los rostros más visibles del laicado católico chileno, desvela las claves y la misión de Voces Católicas así como su estrategia de participación en la vida pública y el tema del aborto en su país, que en los próximos días entra en una fase decisiva

José María Ballester Esquivias

A sus 33 años, Sofía Wulf, casada y madre de tres hijos, es conocida en diversos sectores de la opinión pública chilena como la Peliteñida por su afición a cambiar con frecuencia el color de su pelo –«siempre me ha gustado el color y la peluquería, por lo que se ha convertido en un hobby»–.

Pero detrás del toque de coquetería está una mujer de fuertes principios católicos –«hubo momentos de cuestionamientos, dudas y búsqueda, pero hoy mi fe es de convicción»–, que esgrime desde su puesto de Coordinadora de Voces Católicas, la iniciativa católica más original que ha surgido en Chile en los últimos años.

Va directamente al grano: «El católico es católico donde le toque estar, no solo en lo público», si bien el ámbito de la vida pública es importante para que «los laicos puedan manifestarse dentro de una sociedad diversa y sean capaces de transmitir una visión del mundo que sea un aporte a la cultura de Chile».

Una perspectiva que, en su opinión, implica un compromiso insoslayable por parte de los laicos. «Dejar el papel de responder ante la opinión pública solo a sacerdotes y a monjas reduce la visión del cristiano: los laicos también podemos sacar la voz y hablar en favor de la Iglesia».

No es tarea fácil por los tiempos que corren

Sabemos que ser católico no está de moda, pero nos ponemos la camiseta por lo que creemos y para hablar desde nuestra firme convicción de ser cristianos: es como levantarse de la poltrona de la comodidad y dejar de ser meros espectadores. Esto también implica mucha más responsabilidad y coherencia, ya que al estar a la luz pública, uno se expone a ser juzgado.

Quedan así definidos los rasgos característicos de Voces Católicas en Chile, cuya andadura empezó hace cinco años, inspirado en la iniciativa británica Catholic Voices, creada con motivo de la visita de Benedicto XVI al Reino Unido. «Conocí el proyecto conociendo a uno de los fundadores ingleses en un seminario. Junto con unos amigos nos cercamos y le preguntamos cómo traer Voces Católicas a Chile. Nos animó a hacerlo y nos entregó un libró con el know how».

Después de leerlo con atención, Sofía y sus amigos no perdieron el tiempo: a lo largo de 2011 y de 2012 convocaron el primer casting al que postularon un centenar de personas; tras el proceso de selección quedaron veinte. A continuación, los elegidos recibieron una formación de seis meses en temas coyunturales como el aborto, los abusos del clero, el poder de la Iglesia o la eutanasia.

Fue a principios de 2013 cuando Voces Católicas empezó a abrirse paso en los medios, con motivo de la renuncia de Benedicto XVI, un acontecimiento que, en palabras de Sofía, «permitió generar en los medios la necesidad de oír a laicos católicos; éstos pudieron explicar lo que pasaba dentro de la Iglesia».

Desde entonces, la presencia mediática de Voces Católicas, y muy especialmente la de Sofía, han ido a más. Un dato: si en 2013, hubo 120 intervenciones medios –impresos, audiovisuales y digitales–, en 2014 fueron 490. Pese a su visibilidad mediática, Sofía rechaza de plano cualquier comparación con la líder estudiantil Camila Vallejo, el rostro más carismático de la juventud chilena de izquierdas. «No soy en absoluto su equivalente católico: ella he elegido la vía de la política y nosotros actuamos en clave ciudadana».

Sofía aprovecha para profundizar en la naturaleza de Voces Católicas, para aclarar, de nuevo y de forma irreversible: «No es un movimiento, sino un espacio (uno de los pocos dentro de la Iglesia) en donde distintos carismas se pueden sentar a dialogar y en el que los católicos comprometidos, sin importar sus tendencias, pueden participar: se abre, en consecuencia, un lugar transversal. La transversalidad manifiesta la diversidad y riqueza de los cristianos».

Una diversidad y una riqueza que han dado sus frutos al cabo de cinco años pues, en palabras de Sofía, el principal activo de Voces Católicas es «poder contar con un grupo humano valioso que quiera dar su testimonio con contenidos. Son personas que se comprometen voluntariamente a hablar de la Iglesia en distintos espacios de comunicación».

Asimismo, Sofía destaca entre los logros de Voces Católicas el plan de formación en comunicación y fe que han puesto en marcha y cuyos destinatarios son los profesores de Religión; sin olvidar la campaña Hagamos Lío, cuya página en Facebook, afirma, «es, de las de contenido católico, la que cuenta con un mayor número de seguidores». Una armadura sólida para caminar en un ambiente que a veces –tanto en Chile como en España– puede ser adverso.

Por cierto, ¿a qué desafíos se enfrentan los católicos en Chile?

El más grande es que los católicos despertemos y tomemos conciencia de que parte de nuestro ADN es ser católico a todas horas, no solo al entrar en las iglesias. Hay una tendencia cada vez mayor de separar la fe de lo cotidiano. Es peligroso, pues como sociedad vamos arrinconando la religión al ámbito privado y a ciertos momentos.

¿Hay diálogo con los sectores laicos?

Hay mucho camino por recorrer: siempre cuesta el diálogo sincero la tolerancia con quien piensa distinto a nosotros. Es otro de los desafíos: es más fácil mirar desde la vereda de enfrente y hoy la invitación es a cruzar la calle.

¿Luchan contra los prejuicios anticatólicos?

No.

¿Por qué?

No porque no existan, sino porque esos términos implican la formación de trincheras de las que no queremos formar parte. Más que luchar, creemos que hay que mostrar la alegría que supone ser católico. Eso mueve más que mil palabras.

Muchas palabras –y más que palabras– van a ser necesarias por parte de Voces Católicas para influir en el debate del aborto, el más acuciante en estos momentos para los católicos de Chile, que entra en su fase decisiva a finales de ese mes. Como era de esperar, en Voces Católicas no se han quedado de brazos cruzados, a su manera: «Hemos colaborado con las organizaciones que trabajan en el ámbito social, legislativo y académico y hemos participado en debates de la comisión de salud del Parlamento, dando la mirada del cristiano; pero como fundación no tenemos una campaña organizada porque hay que dejar claro que no es un tema confesional, sino de derechos humanos».

Y también un tema de adecuación de los políticos a sus principios. En Chile, es la Democracia Cristiana (DC), socia de la coalición de Gobierno -se llama la Concertación- encabezada por la presidenta Michelle Bachelet, la que está en el ojo del huracán. Un asunto que afecta a la mismísima identidad -como su nombre indica- de la DC y que la divide, pues algunos dirigentes están a favor -puede resultar chocante para muchos católicos- del proyecto de ley de despenalización del aborto y otros en contra.

Hay, sin embargo, un halo de esperanza. «Después de filtrarse un acta sobre el proyecto de ley, algunos parlamentarios de la DC van a presentar un proyecto de ley alternativo que busca acompañar a las madres con embarazos vulnerables. Su argumento se basa en que el aborto no enfrenta las raíces del problema».