El Observatorio de Derechos Humanos que lleva el nombre de una inmigrante muerta en un CIE - Alfa y Omega

El Observatorio de Derechos Humanos que lleva el nombre de una inmigrante muerta en un CIE

La defensa de los derechos humanos de los inmigrantes y la atención a las víctimas de trata de personas son las dos prioridades del Observatorio de Derechos Humanos Samba Martine, que la familia dominicana presenta este jueves

María Martínez López
Mujeres atendidas por las Oblatas del Santísimo Redentor, con sus hijos. Foto: Oblatas del Santísimo Redentor

«En esos bebés está toda la historia de sus madres»: mujeres que sufren exclusión grave o son víctimas de trata de personas o explotación sexual. Cuidarlos mientras ellas se forman es una de las cosas que más han impactado a María Dolores García y Maribel Castillo, dominicas de la Presentación, en sus primeros contactos con el mundo de la trata. Algunos de estos niños, que viven con sus madres en una casa de acogida de las Oblatas el Santísimo Redentor, han venido al mundo en situaciones muy duras, a veces de violencia. «Pero ellas los quieren mucho» y luchan por sacarlos adelante, explica esta última.

En febrero de 2016, las dos religiosas se trasladaron de Barcelona a Madrid para implicarse en los primeros pasos del Observatorio de Derechos Humanos que la familia dominicana ha puesto en marcha en España con motivo de su VIII centenario y que este jueves se presenta en sociedad. Ellas van a trabajar con la trata, una de las prioridades del observatorio. El primer paso era «aprender de los que saben» –Adoratrices, Villa Teresita, Cáritas, Oblatas…–, para luego «insertarse en lo que ya hay y ofrecer lo que tenemos. Nos han recibido con las puertas abiertas», explica Mª Dolores.

Ha sido un tiempo intenso y «muy motivador». Por ejemplo, han constatado las dificultades para la reinserción. «Solo un porcentaje muy pequeño de las víctimas reales son reconocidas oficialmente y reciben las ayudas existentes. Y las tienen durante un tiempo limitado. ¿Cómo va a estar en condiciones de mantenerse al cabo de un año una mujer, con un bebé de meses, sin conocer la ley, sin familia y sin recursos, con el paro que hay?».

La colaboración ya está dando frutos: alguna mujer que atienden las oblatas está recibiendo terapia personal y familiar en la sede del observatorio en Madrid. Además, Mª Dolores y Maribel, que son enfermeras, se están planteando acompañar al médico a las mujeres a las que ayudan las adoratrices. También les gustaría salir en las unidades móviles de la Fundación Cruz Blanca, de los franciscanos.

Ino, una religiosa dominica que trabaja en el observatorio, atiende a un inmigrante subsahariano. Foto: Santiago Vedrí

Samba, muerta en un CIE

La familia dominicana es heredera de una larga tradición teológica y de reflexión sobre los derechos humanos que ha dado a figuras como Francisco de Vitoria o Bartolomé de las Casas. En su octavo centenario, como gesto jubilar en España, ha querido actualizar este legado a partir de la realidad que se encuentran en sus colegios, parroquias y voluntariados. El observatorio lleva el nombre de Samba Martine, una inmigrante africana que murió en 2011 después de no haber recibido atención médica adecuada durante 40 días en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche (Madrid).

Ella es un signo de cómo en nuestro país se vulneran de diversas formas los derechos de los inmigrantes. Combatir casos así es la otra prioridad del observatorio, que los registrará y analizará. El dominico Xabier Gómez explica que se «acompañará a las personas que los sufren para que se conviertan en protagonistas de su proceso» de búsqueda de justicia yendo con ellos a hacer trámites, asesorándoles legalmente o derivándolos a otras entidades con las que se trabaja en red. Con esas otras realidades, vinculadas o no a la Iglesia, también se participará en campañas de denuncia o para exigir leyes justas y que se cumplan.

En la sede del observatorio en Madrid también se ofrecerán cursos de formación para inmigrantes, y otros sobre derechos humanos para todas las personas interesadas. Pero el objetivo de la familia dominicana –explica Gómez– es que haya más centros así en España –ya funciona uno en Valencia–, y que «allá donde haya dominicanos, se trabaje en estas áreas».