El arzobispo, a las Religiosas de la Asunción: «En Dios todos somos hijos, y en Dios descubrimos lo que podemos hacer» - Alfa y Omega

El arzobispo, a las Religiosas de la Asunción: «En Dios todos somos hijos, y en Dios descubrimos lo que podemos hacer»

Colaborador

El pasado domingo, 12 de marzo, segundo de Cuaresma, el cardenal Carlos Osoro celebró la Misa de apertura del Consejo General Plenario de la congregación de las Religiosas de la Asunción, formado por la superiora general y su consejo, así como las 19 superioras de las provincias que agrupan los 33 países donde la congregación realiza su vida y misión. «Un gran acontecimiento», dijo el arzobispo de Madrid, «aunque es verdad que no habéis salido en los periódicos, pero esto no significa que no sea un acontecimiento rico para la vida de la Iglesia».

El Consejo General Plenario, reunido con el lema Comunión y misión, testigos del Dios vivo, profetas de alegría. Que todos sean uno para que el mundo crea, tiene como misión estrechar la unión de corazón y de espíritu en la congregación. Evalúa, en el discernimiento, la aplicación de las decisiones del Capítulo General. En él las diferentes provincias se abren al bien general de la congregación y de la misión, en función de los grandes problemas del mundo. Asegura así el dinamismo misionero de la congregación. Es también un lugar de formación.

En su homilía, el cardenal Osoro desgranó las certezas y llamadas que se desprenden de la liturgia de la Palabra del segundo domingo de Cuaresma, sintetizadas en tres claves:

1. Para vivir la comunión y misión, llamada fundamental de la Iglesia, es necesario salir de nuestra tierra, y entrar en la de Dios (Cf. 1ª Lectura – Gn 12,1-4a).

2. Algo que solo se puede realizar con la fuerza de Dios, pues es duro tomar parte de los trabajos del Evangelio (Cf. 2ª Lectura – 2Tm 1,8b-10).

3. Se nos invita a dejarnos envolver por su presencia, como los apóstoles (Cf. Evangelio – MT 17,1-9).

En este sentido, el arzobispo de Madrid invitó a las hermanas que iban a comenzar su trabajo a: 1. Ser dóciles a la Palabra que Cristo quiere comunicarles estos días; 2. Dejarse invadir por su luz, por sus gustos, su pensar, su ver, su oír…; 3. Gozar de la riqueza cultural, crear encuentro y comunión, pues no son las ideas las que unen, sino las personas; 4. Entrenémonos en el don de la atención, la misma que hizo al Buen Samaritano descubrir al hermano necesitado y conmovido en sus entrañas, obró la misericordia; y 5. Desde la experiencia del Dios vivo, somos llamados a bajar de la montaña para ser sus testigos, siendo profetas de alegría.

El purpurado subrayó además que, en este Consejo General Plenario, «se dirá algo nuevo sobre la comunión y la misión. Se nos dirá cómo ser testigos del Dios vivo y ser profetas de alegría. Ser profetas no es solo mostrarla sino anticiparla, mostrarla a los hombres viviéndolo en la Paz de Cristo. Tenemos la fe en un Dios que tiene la osadía de hacerse presente ahora en la Eucaristía y de entrar en cada uno de nosotros, tengamos también nosotros la osadía de decirle que eres Tú el que vives en nosotros, no yo. Quiere realizar en nosotros y en nuestro mundo mucho, allí donde estamos presentes, quiere darse, abrámonos a Dios. Pisando en este caso Madrid, pisamos la tierra de Dios, pues para Dios no hay tierras extrañas ni extranjeras, en Dios todos somos hijos, y en Dios descubrimos lo que podemos hacer. Que el Señor bendiga vuestro trabajo».

Mercedes Méndez Siliuto