Los Hollar. Siempre queda la familia - Alfa y Omega

Los Hollar. Siempre queda la familia

Juan Orellana
Escena de 'Los Hollar'
Una escena de Los Hollar. Foto: Sony Pictures.

El actor John Krasinski (13 horas: los soldados secretos de Bengasi) se pone detrás y delante de la cámara en esta comedia dramática independiente, de esas que suelen triunfar en el Festival de Sundance. Este segundo largometraje del director cuenta con un guion de Jim Strouse, que en Las vidas de Grace, dirigida y escrita por él, ya mostró su habilidad para contar historias familiares de corte intimista y dramático.

En esta ocasión nos colamos en la intimidad de la familia Hollar, reunida por la enfermedad de la madre, Sally (Margo Martindale), a quien le han diagnosticado un tumor cerebral. En realidad se trata de una familia bastante convencional. Sally y su esposo Don (el siempre impecable Richard Jenkins) se llevan bien; su hijo John (John Krasinski) es un dibujante que vive en Nueva York con su novia (Anna Kendrick) intentando abrirse camino en el mundo de las novelas gráficas; el hijo mayor, Ron (Sharlto Copley), es la oveja negra, divorciado y recién despedido del trabajo, y que ha tenido que regresar al hogar familiar. Con estos ingredientes aparentemente anodinos, Krasinski va levantando una historia y unos personajes de cierta entidad, combinando el drama con el humor, alternando situaciones emotivas con otras más paródicas, al estilo de las películas de Josh Radnor.

Una trama de relaciones problemáticas

La película se inscribe en esa tradición tan clásica del elogio de la familia como núcleo de referencia por muy disfuncional que sea. El guion de Strouse nos describe una trama de relaciones problemáticas, con pasados sin cerrar y asuntos sin resolver, y que en la convivencia, con el paso del tiempo y los acontecimientos imprevistos, van tomando forma y encontrando vías de salida. Al final, más que una mera reivindicación de la familia, es un canto a la vida, al valor de la existencia con todas sus luces y sombras. En la película, a pesar de su tono ligero, encontramos enfermedad, divorcios, ruinas económicas, fracasos profesionales, infidelidades…, pero también hay amor, reconciliación, abnegación, embarazos felices, optimismo y esperanza. Como la vida misma. No hay en el guion un mensaje, una moraleja prevista de antemano, ni atisbo de moralina. No quiere hacer un discurso sobre la familia, solo quiere mostrar lo que es, con todas las imperfecciones y goteras posibles, pero con todo su valor natural.

La puesta en escena de Krasinski es muy coral, y quizá tira mucho de fórmula, pero está resuelta con eficacia, gracias a unos brillantes trabajos de interpretación, un uso –casi abuso– de canciones folk indie muy emotivas –como el famoso cantautor Josh Ritter o el grupo The Head and the Heart–, un grato entorno natural de Mississippi y un montaje que compone un cuadro humano a base de pinceladas bien escogidas. No faltan aderezos surrealistas –casi todos protagonizados por el personaje de Ron– que, a pesar de ser arriesgados, nunca llegan a perjudicar el tono naturalista del filme. Sin duda, una amable propuesta.

Los Hollar
Director:

John Krasinski

País:

Estados Unidos

Año:

2016

Género:

Comedia

Público:

+7 años

Cartel de 'Los Hollar'