Cartas al buen samaritano - Alfa y Omega

Cartas al buen samaritano

José Francisco Serrano Oceja

He aquí una delicia espiritual para esta Cuaresma. Una joya editorial para este tiempo. Al final de estas enternecedoras páginas, el lector se queda con tan buen sabor de boca que quiere más. Queda entonces el recurso de contemplar las magníficas reproducciones de esta historia de la pintura con el motivo del buen samaritano que la editorial ha tenido el gran acierto de incluir como espacios de desierto, como apeaderos de lectura y oportunidades para una contemplación serena. No nos despistemos. Este libro es Evangelio en paráfrasis, en primera persona, para cada uno de nosotros. Desde los tiempos de los padres de la Iglesia, en particular Orígenes y su escuela de interpretación de la Escritura, la parábola del buen samaritano se ha explicado como un esbozo de la historia de la salvación. El samaritano es Jesucristo: el herido medio muerto al lado del camino es la humanidad; los bandidos, las potencias enemigas; Jerusalén, el paraíso; Jericó, el mundo; el sacerdote, la Ley; el levita, los profetas; la posada y el posadero, la Iglesia; la promesa de la vuelta del samaritano, el retorno de Cristo. Y ahora, en estas cartas, en estas misivas de gracia y bendición, nos encontramos prologada la parábola para que cada uno de los lectores vaya descubriendo dónde está su corazón.

Guy Luisier es un sacerdote, canónigo de San Agustín, de la abadía suiza de Saint Maurice. Su experiencia como misionero en el Congo se trasluce entre estas páginas que contienen la tensión de una Iglesia en salida, samaritana de los pobres. Bloguero de fama en los ámbitos lingüísticos francófonos, nos presenta el perfil de una vida cristiana en la que el mundo de las relaciones, de las preocupaciones, de los imprevistos, de la gestión del tiempo y del negocio mundano nos hablan de sentido y de eternidad. El posadero escribe al buen samaritano, y lo hace con ternura, sin empalagar, con la finura de quien se siente interpelado por la mirada del samaritano. La presencia en su morada del hombre herido, aquel al que recogió el buen samaritano, esa presencia elocuente por el silencio de sus llagas, le ha cambiado la vida. Una presencia que permite una mirada distinta sobre la realidad, sobre el presente y el futuro. Incluso sobre el pasado, porque de eso se trata. El encuentro con el buen samaritano modifica desde lo profundo nuestra percepción del mundo, del lugar que habitamos.

Con notable ironía, humor, la vida, desde que pasó el buen samaritano, se le ha desbordado como un torrente de novedades. Esa es la vida espiritual, una sorpresa permanente en la que la situación de los demás siempre nos interpela, en la que la existencia de los pobres, y de las pobrezas, reclaman una respuesta. Y por allí, por ese mundo, aparecen la Magdalena, Bartimeo, Zaqueo, personajes del Evangelio para quienes el guion de su historia, de sus gestos, de sus palabras, está en permanente reescritura. No es un juego, es una metáfora de vida y de Iglesia. Son cartas. «El lector –se lee en las primeras páginas– tendrá la bondad de abrir, con delicadeza y como si se tratara de un antiguo y hermoso tesoro familiar, estas cartas que un posadero en peligro lanzó, como botellas al mar del tiempo, a Jesús, Señor del cielo y de la tierra». Yo también quiero ser posadero.

Historias de una posada. Cartas al Señor samaritano
Autor:

Guy Luisier

Editorial:

PPC