Muere «la cara amable» de la información vaticana - Alfa y Omega

Muere «la cara amable» de la información vaticana

Paloma Gómez Borrero fallece en Madrid a los 82 años, solo unos días después de que le fuera detectado un cáncer

Ricardo Benjumea

«No acabo de creérmelo», decía el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal a las pocas horas de la muerte de la periodista. Camino de Almería, donde este sábado se celebra la beatificación de 115 mártires, José María Gil Tamayo intervenía en un programa especial de La Linterna de la Iglesia, presentado y dirigido por Faustino Catalina.

No hacía siquiera dos semanas del ingreso en el hospital de Paloma Gómez Borrero por un tumor en el hígado. La situación había ido empeorando en los últimos días, en los que tuvo que permanecer sedada. Para la mayoría, la noticia de su muerte llegó de forma absolutamente inesperada. La periodista –que contaba en su haber con múltiples galardones y libros publicados– conservaba una vitalidad extraordinaria a sus 82 años y seguía manteniendo continuas colaboraciones periodísticas en COPE, 13 TV y TVE. De la televisión pública fue corresponsal en Roma entre 1976 y 1983.

«Ha estado trabajando hasta el final», decía Gil Tamayo. «El Señor le ha permitido mantener esa cara joven, esa cara amable, con esa credibilidad que ponía en sus palabras».

El portavoz de los obispos españoles calificaba a Gómez Borrero de «gran amiga» que «quería tanto a la Iglesia en España». «Ha prestado un gran servicio. Ha hecho mucho bien», añadía.

Pero sobre todo Gil Tamayo destacaba su labor como corresponsal de COPE entre 1984 y 2012, durante el pontificado de Juan Pablo II y la práctica totalidad del de Benedicto XVI. «Nos ha dado ese lado humano, entrañable» de los papas, decía.

Sin renunciar a la profundidad, Paloma Gómez Borrero fue una maestra de una comunicación cercana, cálida y afectiva. Como corresponsal en Roma, tuvo un trato cercano con personalidades como Sofía Loren u Oriana Fallaci, pero sobre todo se la recuerda por su narración del pontificado de Karol Wojtyla, un Papa maestro en la comunicación no verbal, que protagonizó gestos inéditos en un Obispo de Roma, como el besar la tierra al llegar a un país, sus encuentros con enfermos y presos –incluido Ali Agca, el hombre que intentó matarle– o sus continuas transgresiones del protocolo durante sus viajes, a los que Paloma Gómez Borrero fue una habitual, hasta el punto de que se le considera probablemente la periodista más cercana a este Pontífice.

Sus crónicas y conversaciones siempre estaban salpicadas de anécdotas a las que recurría para hacer la comunicación más cercana. Gil Tamayo recordó oírle contar «cuando se encontró con Madre Teresa de Calcuta en un aeropuerto y le dijo: “Madre Teresa, verá cuando llegue al Cielo qué bien la van a recibir”. Y santa Teresa de Calcuta le contestó: “Mira, hija, cuando llegue al Cielo me va a reñir san Pedro”. “¿Por qué, Madre Teresa?”. “Porque le he llenado el Cielo de pobres”».

La periodista deja marido y tres hijos. Entre las múltiples reacciones de condolencia, destacó este viernes la del presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, quien, desde Roma (donde asiste a la celebración del 60 aniversario de la CEE), expresó en twitter su pésame a la familia de una mujer a la que calificó de «gran periodista y referente de lo que Roma y el Vaticano significa para nosotros».