Que nuestros barrios sean gobernados desde nuestras propuestas y necesidades y no de espaldas a ellas - Alfa y Omega

Como si se presagiase ya la primavera, en una mañana de sol radiante, allí estábamos. Muchos vecinos del distrito Centro lo teníamos claro. Por fin habíamos sido convocados. Esperábamos desde hacía meses la constitución de los Foros locales, un nuevo órgano de participación ciudadana para fomentar el diálogo abierto con las juntas municipales del distrito, para hacer llegar la voz de los vecinos y vecinas de manera que nuestros barrios sean gobernados desde nuestras propuestas y necesidades y no de espaldas a ellas. Un espacio de rendición de cuentas y desde donde impulsar los presupuestos.

Allí estábamos gente diversa, convencidos y convencidas de que no podemos dejar el gobierno de nuestro barrio solo en manos de técnicos y políticos porque hay otra política: la de la vida cotidiana, la que vela por lo común, y de eso más que nadie sabemos sus vecinos y vecinas.

Allí estábamos, en la fila para recoger las acreditaciones, gentes como Isabel, de los grupos de tercera edad del barrio, fundadora de la primera asociación de vecinos de Lavapiés, con un una idea clara: hacer que el barrio vuelva a ser para los vecinos y no para los turistas. Allí estaba Hassan, un vecino africano preocupado por la ausencia de guarderías públicas y por la presencia policial constante, que en vez de convertir el barrio en un lugar seguro lo hace en un lugar de sospecha y tensión. Gentes también como Mariela, trabajadora doméstica de origen dominicano, comprometida con los derechos de las empleadas de hogar, convencida de que es urgente corporativizar los cuidados y no dejarlos en mano de las empresas privadas, que se lucran a costa de la explotación de las trabajadoras. Gente como Lucía o como yo, tantas vecinas amigas que no aguantamos más la violencia y explotación sobre los cuerpos de las mujeres, ni la brecha salarial, ni tanta precariedad.

Allí estábamos, constituyendo los Foros locales, apostando por ellos con ganas, convencidas y convencidos de que sin participación no hay democracia y que es necesario construirla desde el tejido diverso y mestizo de nuestros barrios.