Expandidos en 120 países en sólo 120 años - Alfa y Omega

Expandidos en 120 países en sólo 120 años

Don Juan E. Vecchi está en Madrid para dar el pistoletazo de salida. Con 17.950 salesianos en todo el mundo, 900 novicios, 1.500 centros de enseñanza media y profesional, 27 Universidades, 1.200 parroquias, 90 obispos residenciales y 4 cardenales, 300.000 salesianos externos y millones de alumnos y feligreses, la Congregación Salesiana es una de las congregaciones religiosas más populares y queridas hoy

Colaborador

Juan Vecchi, nacido en Viedma (Argentina), de emigrantes italianos, el 23 de junio de 1931, fue elegido rector mayor de los salesianos el 20 de marzo de 1996. Ha sido miembro del Consejo General de la Congregación desde 1972, primero para los asuntos de América Latina, y después como consejero general para la pastoral juvenil

Padre Vecchi, a usted le ha tocado vivir una época interesante de la Congregación Salesiana. ¿Qué representan para usted estos centenarios?
Para mí representan el documento de una expansión que tiene algo de maravilloso. Celebrar estas conmemoraciones hace ver la expansión de la Congregación en 120 países en el estrecho tiempo de 120 años. Es decir, a una media de nación por año. Además de una mirada de admiración, surgen en mí un profundo agradecimiento a Dios y una admiración siempre creciente por la figura y el genio de don Bosco.

El Centenario de la presencia salesiana en Madrid, ¿añade algún matiz especial?
Bueno, España es la segunda nación de Europa a la que don Bosco se dirigió, pero quien ha visto su desarrollo palpa que aquí obtuvo un trayecto mucho más feliz que en otras partes. Aquí la Congregación creció en forma rápida, se difundió por todas las regiones de España, expresó lo mejor de sí en lo que se refiere a la educación, sobre todo en el campo de la enseñanza profesional. Por otro lado, en tiempos de globalización como los nuestros y de modernización de los sistemas educativos, la presencia salesiana en Madrid, que representa un poco todo lo que sucede en las demás partes de España, manifiesta todavía esos rasgos de fidelidad creativa.

(Don Vecchi, argentino de origen italiano, es franco, directo, listo, emprendedor y tenaz. Es como un nudo de cables vivos).

¿Cree usted que los salesianos pueden ofrecer hoy novedad en el campo de la educación y, en este momento, en España?
Por supuesto. Nosotros podemos intervenir en el diálogo educativo con la sociedad ofreciendo experiencias preciosas, ya en cuanto a los contenidos, ya en cuanto a las metodologías. Sobre los contenidos podemos ofrecer toda la gama de valores que han sido típicos de los salesianos: la formación de la mente y de la conciencia, la formación a la responsabilidad y al sentido social, la apertura al misterio y a lo trascendente.

(La alegría de un corazón, como el de don Vecchi, saqueado por la fuerza de la juventud, es fundamental a la hora de escucharle. Y como un trueno, y de repente, continúa).

En cuanto a las metodologías está el saber formar ambientes juveniles. Quien ve hoy las discotecas dice: a los muchachos, evidentemente, les gusta estar juntos, compartir la alegría y la sociabilidad, y es muy interesante recalcar que los salesianos, desde hace muchos años, hayan creado espacios abiertos, que son los patios, alrededor de los cuales hay salas y salones, donde los jóvenes han desarrollado sus inspiraciones, hobbys, gustos, como el teatro, el canto, la música orquestal, la danza, el deporte, la gimnasia.

Hemos sabido que, invitado por la Conferencia Episcopal Español, ha impartido una excelente conferencia ante 2.000 profesores de Religión. Según estudios recientes en España, la religión y la política son los valores más a la baja en la escala de valores de los jóvenes. ¿Le sorprende?
Analizaría muy cuidadosamente la afirmación, sobre todo por lo que se refiere a la religión. Puede estar en baja la religión institución, la religión definida como dogmas, prácticas, moral, pertenencia a la comunidad. No veo en estos elementos ni un límite ni una carencia, sino un verdadero valor, pero que a lo mejor sólo los adultos que maduran en la fe pueden apreciar en todo su alcance, mientras que los jóvenes tienen que hacer un camino para asimilarlos en su plenitud.

(Don Vecchi ha compaginado su vida de estudio y cátedra con la vida de los jóvenes de medio mundo. Los jóvenes han sido sus mejores aliados).

Quien habla con los muchachos y les pregunta sobre la oración espontánea, el deseo del futuro, la apertura del corazón a los interrogantes de la vida, los valores que tocan nuestra entraña: el amor, la amistad, la solidaridad…, palpa que lo religioso no parece en decadencia, sino que, como decía el arzobispo de Bruselas, se trata de una religiosidad salvaje y subjetiva.

¿Nos puede manifestar, por último, algunas de las empresas que más empeñan las fuerzas salesianas hoy?
La Congregación está centrada casi en su totalidad en el campo juvenil. Una es la línea de la escuela, y ésta es fuerte. De la escuela elemental, en la cual estuvo muy presente en el momento en que tenía lugar la alfabetización de las clases populares, pasó a la escuela secundaria; y de la secundaria está pasando en este momento a la Universidad. Otro sector muy fuerte y me parece que singular y sin comparaciones ha sido y es la Enseñanza Profesional de 1º y 2º grado. Y, en fin, desde 1975, fueron creciendo nuestros compromisos con la marginación juvenil. Primero fue la nacida de la pobreza económica o cultural, y hoy la del alejamiento del hogar, de la falta de empleo, de la drogadicción y de otras adicciones…, con muchísimas iniciativas de tipo ligero: casas de familia, aldeas infantiles, hogares, centros de acogida, contactos de calle…, muy articulados.

Don Vecchi ahora amaga un gesto, entre llamadas de atención, siempre paternales y habla con la precisión racheada que proporciona toda embriaguez —la del amor es la que más altera— al conocer personalmente toda la Congregación salesiana, y amarla y quererla como es: única, irrepetible e imprescindible.

Juan José Bartolomé