El niño Samuel tiene una pregunta (incómoda)

Samuel, un niño gitano de 10 años, tiene una pregunta muy difícil de contestar. Ni su padre, ni su madre, ni su profesor, ni la directora del colegio, ni siquiera un inspector de Educación le han sabido dar una respuesta.

Una tarde, haciendo los deberes, Samuel se preguntó por qué se estudian las costumbres y la historia de los esquimales, los guanches y de los indios americanos, mientras que en los libros de texto no aparece una sola palabra sobre los gitanos.

Samuel está dispuesto a llevar su pregunta al Ministerio de Educación. Su historia centra la campaña de la Fundación Secretariado Gitano para este 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano, «una celebración para recordar la historia del pueblo gitano y rendir homenaje a las víctimas gitanas del genocidio nazi y de distintas persecuciones a lo largo de los siglos», recuerda la Fundación en un comunicado.

La principal organización gitana en España se felicita de que el Congreso de los Diputados aprobara el 9 de marzo una proposición no de ley instando al gobierno a conmemorar oficialmente este día internacional cada 8 de abril, porque «supone un reconocimiento institucional a los símbolos y a la identidad de una comunidad con una historia y cultura propia, asentada en España desde hace casi seis siglos, y que ha sobrevivido a numerosas persecuciones y a un fuerte rechazo y discriminación que pervive actualmente».

«En estos momentos de crecimiento (y cierta permisividad) de discursos que excluyen al diferente, los poderes públicos tienen la responsabilidad de mostrar al conjunto de la ciudadanía los valores de una sociedad intercultural, donde la diversidad cultural, especialmente de los pueblos con amplia trayectoria en nuestra sociedad, como el gitano, sea reconocida como un valor y no como un elemento de exclusión», añade la Fundación.

«Pero el reconocimiento institucional, siendo importante, no es suficiente. Hay que poner en marcha medidas que garanticen la igualdad de oportunidades real para todas las personas. Y los gitanos y gitanas conforman uno de los grupos vulnerables más afectados por la desigualdad, una desigualdad que se refleja en el acceso al mercado laboral, a una vivienda digna o en el ejercicio del derecho a la educación».

Luchar contra la discriminación de los gitanos comienza por erradicar «la invisibilización de los gitanos y gitanas en nuestra propia historia», la cual «conduce a un profundo desconocimiento de la realidad de la comunidad gitana, un vacío que se cubre con la reproducción de estereotipos que estigmatizan al conjunto de los gitanos, impidiendo mostrar la diversidad y pluralidad existente dentro de la comunidad», asegura la Fundación Secretariado Gitano.

«El desconocimiento, la falta de convivencia y los arraigados prejuicios han ido perpetuando en el tiempo una imagen social negativa de la comunidad gitana que ha generado un sentimiento antigitano en buena parte de la sociedad con consecuencias muy dañinas para el desarrollo personal, profesional y comunitario de los gitanos y gitanas».

Que se reconozca en el pueblo gitano a «una comunidad que forma parte de la sociedad española y europea» es, dicho con otras palabras, el objetivo que se propuesto Samuel.