«La meta de mi vida ahora es evangelizar a los musulmanes» - Alfa y Omega

«La meta de mi vida ahora es evangelizar a los musulmanes»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Imran recibiendo el Bautismo, el año pasado. Foto: Archivo personal de Imran

Imran, un pakistaní de 39 años, conoció a Jesucristo en Madrid, tras haber experimentado un desencanto con el islam. «Yo nací en una familia musulmana y seguía las tradiciones y las normas, rezaba, ayunaba…», pero se fue a Japón a estudiar Turismo «y eso me abrió un poco la mente. Me volví más moderno, y cambió mi pensamiento sobre las mujeres, por ejemplo». Al regresar a su país conoció a una chica indonesia, que hoy es su mujer, «pero ella era budista, y el islam no nos permitía casarnos, así que nos fuimos a vivir juntos, algo normal en Japón». Sin embargo, esa situación en Pakistán «es impensable», y cuando nació su primer hijo, al pedirles un certificado de matrimonio que no tenían, fueron denunciados a la Policía. «Era un pecado muy grave según la sharia, la ley islámica. Nos torturaron en comisaría durante diez días, los más difíciles de nuestra vida. No sabíamos si íbamos a salir con vida o no», rememora Imran.

Al final, llegaron a un compromiso con los imanes y se comprometieron a salir de Pakistán. En 2008 viajaron a Indonesia, y allí Imran, a través de blogs, de manera anónima, denunciaba los excesos realizados en nombre de su antigua fe, pero descubrieron la IP de su ordenador y lo detuvieron. Fue deportado por las autoridades de Indonesia y llegó de nuevo a España, pero esta vez sin su mujer y sus hijos, a los que no ve desde hace varios años.

Aquí empezó a vivir solo, sin trabajo, sin dinero, sin saber adónde ir. Una vez, hablado por Skype con su hija, ella le dijo que había estado en una iglesia, «rezando a Dios». «¿Rezando a Dios? ¿Y quién es Dios?», quiso saber. La niña, cuya madre estaba experimentando un proceso de conversión en su país, dijo con naturalidad: «Dios es Jesucristo». «Eso me impactó –recuerda Imran–. Yo estaba muy mal, muy solo, y pensé que de verdad necesitaba a un Dios que me protegiera, que me ayudase… Mi vida estaba rota, y todo ese sufrimiento me empujó hacia una iglesia bautista, cerca de mi casa, y empecé a llorar. Hablé con Dios: “Si de verdad Tú eres Dios, ayúdame, necesito que me ayudes”. Regresé a mi casa y poco a poco las cosas fueron mejorando».

Imran recibiendo el Bautismo, el año pasado. Foto: Archivo personal de Imran

Imran logró un trabajo y empezó a rezar más asiduamente. Entre los cristianos se sentía «como en familia, al contrario de lo que yo sentía cuando iba a la mezquita. Lo encontraba en cualquier iglesia de Madrid, tanto evangélica como católica. Todos rezaban por mí, por mis problemas… Y yo podía orar, y orar en mi idioma». Para Imran esto es importante, porque en el islam «tienes que rezar en árabe…, aunque no sepas árabe. Ahora, en cambio, si mi sacerdote me enseña alguna oración yo puedo traducirla a mi idioma, para rezar mejor».

Este sacerdote es el padre Jaime, un cura de Madrid, «que me ayudó mucho, ha sido un puente verdadero para mí en mi camino hacia Jesucristo. Me hizo ver que los que siguen a Jesús deben estar preparados para sufrir. Me animó, me invitó a conocer más a Jesucristo. Me ofreció prepararme para recibir el Bautismo, y así me bauticé en mayo del año pasado».

Hoy Imran continúa su actividad en internet, pero de otra manera: «la meta de mi vida ahora es evangelizar a los musulmanes, que conozcan a Jesucristo. Me escriben de muchos países del mundo y me dicen que tienen miedo de dar el paso. Muchos van a las iglesias de incógnito, también en España. Yo quiero ser un puente para ellos, para que puedan conocer a Jesús y todo lo que nos ama. He dejado mi pasado antislámico atrás y ahora soy un apóstol de Jesucristo».