Algunos rostros de la vida consagrada - Alfa y Omega

Algunos rostros de la vida consagrada

Redacción
Hermana Paciencia, Padre Miguel Márquez y Pilar Macarro

Hermana Paciencia, Misionera Inmaculada C.

Proclamo, Señor, la grandeza de tu amor infinito para conmigo. Te ensalzo porque te has acordado de mi pequeñez, débil y frágil, de manera especial, cuando fui infectada por el ébola en Monrovia. Me llenaste de la gracia de paz y serenidad para luchar contra este adversario. Acuérdate de los pueblos que siguen estando afectados por éste y otros virus, y no dejes que tus hijos sean olvidados; al contrario, colma de bienes a los hombres y mujeres de buena voluntad.

Padre Miguel Márquez, carmelita descalzo

Unas carmelitas contemplativas, desde su silencio y fraternidad, me abrieron al sentido del misterio; unos ancianos carmelitas, en un monasterio, me abrieron al gozo y al desafío de la sencillez y de las cosas simples; un anciano sacerdote, con su escucha, me hizo sentirme importante, y despertó la pregunta por la vocación; una mujer que había muerto hacía 400 años, Teresa de Jesús, me contagió su pasión por Jesucristo, que ahora quema también mi vida.

Pilar Macarro, Virgen consagrada

Nuestra vocación consiste en vivir la esponsalidad con Cristo, por haber sido desposadas con Él en nuestra consagración. La vida de una virgen consagrada es una vida de estrecha comunión con Jesucristo, seducida por el Señor y en íntima relación de amistad con Él. Hoy, en el siglo XXI, tiempos también recios, son menester mujeres consagradas, vírgenes cuya vocación contracultural muestra al mundo el gozo y la felicidad de ser «amigos fuertes de Dios».

Hermana Alegría del Espíritu Santo, clarisa

Ningún corazón hay tan grande como el de quien se lo ha dado a Cristo, porque recibe cien veces más. En la vida contemplativa claustral, la amistad tiene una manifestación en «tratar muchos ratos a solas con quién sabemos nos ama». Lo hacemos en una soledad repleta de Presencia, y en la vida y la oración, henchidas de la Palabra que se escucha en el silencio. Desde esta soledad y silencio os gritamos: no tengáis miedo, «el poder de Dios se manifiesta en la flaqueza».

Testimonios recogidos de los materiales preparados para la Jornada de la Vida Consagrada 2015 por la Comisión para la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española