«No somos sólo un colegio, ni ocho, somos una familia» - Alfa y Omega

«No somos sólo un colegio, ni ocho, somos una familia»

Los salesianos están de fiesta. Hace 200 años nacía su fundador. Las presencias salesianas en Madrid son un hervidero de iniciativas. Todos los actos miran hacia «la misión salesiana, que trabaja con los jóvenes y por los jóvenes»

José Calderero de Aldecoa
Suelta de globos en Salesianos Atocha. Foto: Manu Serrano/Salesianos

En 1815 nacía san Juan Bosco y ahora, 200 años después, toda la familia salesiana celebra su bicentenario.

España recibió a los primeros seguidores de Don Bosco el 16 de abril de 1881. Llegaron a Utrera, Sevilla. En Madrid, la primera comunidad salesiana se instaló pocos años después. Fue en 1899 cuando les acogió una cooperadora en la calle Zurbano, 50. En 1901, se trasladarían a la Ronda de Atocha, formando una amplia comunidad educativa que llega hasta nuestros días y que hoy alberga, contando sólo los colegios, a más de 12.000 alumnos.

En estos 115 años, la huella del santo turinés ha dejado en Madrid «17 comunidades salesianas, con ocho colegios, ocho parroquias, once centros juveniles y cuatro Casas Provinciales», cuenta el salesiano Javier Valiente, responsable de comunicación de la Inspectoría Santiago el Mayor, con sede en Madrid. Durante el año del bicentenario, cientos de iniciativas inundarán todas estas presencias salesianas.

El pistoletazo de salida tuvo lugar el 14 de enero, cuando todos los colegios salesianos, de forma simultánea, lanzaron al cielo miles de globos con el logo del bicentenario, y mensajes de paz, fraternidad, justicia y esperanza. El objetivo es que «vean que no sólo somos un colegio, ni ocho, o sólo una clase, pertenecemos a una familia, a los salesianos, y que en todo el mundo se vive lo mismo», asegura Ana Berrendo, profesora del colegio Salesianos de Atocha.

La obra salesiana en cuatro palabras
  • Casa, que acoge
  • Escuela, que prepara para la vida
  • Iglesia, que evangeliza
  • Patio, donde encontrarse con los amigos

«Cualquier realidad o presencia salesiana trabaja todas estas palabras», asegura Valiente. «Depende de qué tipo de realidad sea, hará más hincapié en unas que en otras, pero siempre se trabajan todas estas palabras. Por ejemplo, una parroquia tiene que ser Iglesia, casa, escuela y patio. El centro juvenil tiene su itinerario de crecimiento en la fe, tiene una programación pastoral para todo el año», añade. Esto lo encarna bien, por ejemplo, la presencia salesiana de Estrecho, en Madrid, que cuentan con la parroquia San Francisco de Sales, el Colegio San Juan Bautista, el Centro Juvenil La Balsa y la Agrupación Deportiva de Estrecho.

Viva Don Bosco y los salesianos

El pasado sábado, se celebró la fiesta de San Juan Bosco. Tres días antes, el Colegio San Miguel Árcangel, de Madrid, acogió el acto de inauguración del bicentenario, que realizó la Inspectoría Santiago el Mayor, y al que no quiso faltar el entrenador del Real Madrid y ex alumno salesiano, Carlo Ancelotti, que dirigió unas palabras a los presentes y terminó gritando: ¡Viva Don Bosco! ¡Vivan los salesianos!

Posteriormente, en la parroquia anexa al colegio, se celebró la primera Misa del triduo en honor al santo, que presidió el cardenal Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla. El arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Ricardo Blázquez, ofició, un día después, la segunda Eucaristía, en la que animó a la familia salesiana a «seguir dando la vida por tantos muchachos necesitados», y en la que aseguró bendecir al Señor «cuando hago memoria de mi historia y mi relación con vosotros». El obispo de Getafe, monseñor Joaquín María López de Andújar, presidió la última Misa del triduo, en la madrileña parroquia de Santo Domingo Savio. Monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, celebró la festividad del santo fundador de los salesianos en la catedral de la Almudena. El arzobispo, en su homilía, aseguró que Dios sigue buscando «a los jóvenes a través de Don Bosco, y busca a los jóvenes a través de la familia salesiana».

La punta del iceberg

Pero lo que ahora se celebra no es más que la punta del iceberg. «El año del bicentenario es la culminación de todo un proceso formativo de tres años y que nos ha llevado a profundizar más en la figura y la enseñanza de san Juan Bosco», explica Javier Valiente. «Nos han presentado la realidad de Don Bosco –añade– y eso es un acicate para nosotros. Durante estos tres años, la pregunta que nos hacíamos era: ¿Cómo es nuestra atención a los jóvenes? Y las respuestas las hemos llevado a nuestro día a día».

Los 200 años, casi lo de menos

El trabajo diario de los salesianos se centra en los jóvenes, y el bicentenario es una nueva oportunidad para acercarse a ellos. «Casi lo de menos es la celebración de los 200 años. Lo más importante es la misión salesiana que trabaja con los jóvenes y por los jóvenes. Ser signo y portadores del amor de Dios a los jóvenes. De hecho, nuestro Rector Mayor, el padre Ángel Fernández Artime, cuando se inauguró el bicentenario, nos dijo: Vamos a dar a conocer a Don Bosco, vamos a entusiasmarnos y lo vamos a presentar al mundo. Y esto nos tiene que llevar a lo más importante: centrarnos en la misión, ir a ver lo que necesitan los jóvenes de hoy, como lo hizo Don Bosco. Y eso nos lleva a la educación, pero a la educación integral de la persona», explica el responsable de comunicación. Esto implica «compartir la vida con los chavales», explica Ana Berrendo. Ella, salesiana cooperadora desde 1993, lo vive con vocación de servicio, porque «es nuestra promesa como salesianos: estar cerca de la gente».

La semilla que brota en la cárcel

En toda España, los salesianos cuentan con 138 colegios que albergan a 119.000 escolares. Los antiguos alumnos se cuentan por cientos de miles. Y uno de ellos terminó en la cárcel. «Cuando yo le daba clase –cuenta Javier Valiente– tampoco sabía que tenía especial influencia sobre él. Por circunstancias de la vida, por malos pasos que se dan, por malas compañías, acabó en la cárcel». Y fue en esa dura circunstancia en la que brotó la semilla que durante tantos años, día tras día, se había sembrado en su corazón. «Desde la cárcel me dice que está experimentando un fuerte cambio. Está recordando todo lo que aprendió en el colegio, lo que le enseñaban a rezar. Se agarra a la fe para superar este momento de dificultad que está viviendo. Está volviendo abrir su corazón a Dios. Todo lo que aprendí en el colegio le está ayudando para superarlo. Ahora, en estos momentos difíciles duros y dramáticos está recordando todo aquello que a lo largo de muchos años, muchos educadores sembramos en su corazón».

Plataformas sociales

Don Bosco trabajó con los jóvenes del siglo XIX que más sufrían, y hoy, los salesianos de Madrid, continúan con ese legado. No sólo se encargan de la educación reglada, también llevan cinco plataformas sociales, situadas en Sol, Pan Bendito, Parla, Fuenlabrada y Alcalá de Henares, que atienden a jóvenes con problemas. «Son lugares de atención a los jóvenes más vulnerables». Atienden a inmigrantes, a jóvenes que les derivan desde los tribunales de menores. «Por ejemplo, en Alcalá, tenemos chicos que han salido del sistema escolar porque les han expulsado de los Institutos». En la plataforma de Parla, los jóvenes también pueden estudiar un grado medio: se imparten talleres de mecánica, peluquería, carpintería…, «y también les ofrecemos una educación en valores, por eso las empresas nos piden a muchos chavales, porque les intuyen ese plus de trabajo, responsabilidad, etc., que no encuentran en otros trabajadores», explica Javier.