La princesa destronada - Alfa y Omega

La princesa destronada

Maica Rivera

Si eres fan de la épica de Star Wars, no leas este libro. Estas páginas recogen el recuerdo que Carrie Fisher, la actriz que encarnó a la princesa Leia Organa, quiso dejar, 40 años después, de lo que sucedió dentro y fuera de uno de los sets más famosos de todos los tiempos. Incluyen extractos de los cuadernos que escribió durante el rodaje de la primera de las películas de la saga, La guerra de las galaxias (1976), y la confesión de un affaire con su compañero y coprotagonista Harrison Ford (Han Solo).

Hasta aquí, un cebo pluscuamperfecto para el cinéfilo de cualquiera de las generaciones que vienen adorando a este maravilloso personaje femenino de la fantasía o la ciencia ficción (ese es otro debate), que ya es leyenda e incluso arquetipo en el imaginario contemporáneo. Sin embargo, ¡oh, ingrata sorpresa!: no cabe en este diario mayor desencanto y amargura, es puro resentimiento. Poco tacto y ninguna cintura. La Fisher, que en paz descanse, no deja títere con cabeza a su alrededor, desde sus padres, los novios de América, el cantante Eddie Fisher y la actriz Debbie Reynolds, hasta el cineasta George Lucas. Lo más grave es que la desoladora retrospectiva de su trayectoria como frágil actriz, acomplejada en términos de Monina Mejillasregordetas, y niña rica pobre que intenta transmitir y no llega a conmover como debiera. Tal vez sea porque el planteamiento es de una autocompasión tan explícita, con una búsqueda tan incesante de culpables para todos sus fracasos vitales, sentimentales y profesionales, que hace sospechar de una exclusiva persecución de la polémica. O porque hiere el sarcasmo con el que hace crónica de los episodios más sórdidos (un desdén agresivo, justificado o no, con todo y con todos, incluidos aquellos a quienes supuestamente quiere) y de las hieles del mundo del espectáculo (no lamenta tanto haberse vendido como haberlo hecho a bajo precio).

Los poemas de amor no tendrían más valor del que podrían albergar los volátiles manuscritos de una muchacha de 19 años, y lo que cercena cualquier posibilidad de empatía es que declare que lo suyo con Harrison Ford no fue enamoramiento sino obsesión. Para terminar de descoronarse, nos arrebata otro recuerdo hermoso que pretendíamos conservar, el de su sonrisa feliz en las preciosas fotografías aquí recogidas en blanco y negro: «Es muy probable que estuviera colocada», asegura. En comentarios como ese, el lector se sorprenderá preguntándole: si no es por algo de altura ni con intención terapéutica o constructiva, ¿por qué cuentas estas intimidades, de poso dañino para todos, incluida tú misma, tanto tiempo después? Queda la sensación de que solo lo hace por la ofuscación que siempre arrastró a causa de haber cedido alegremente todos los derechos de merchandising relacionados con su imagen de princesa con los rodetes.

Cuánto contrasta el tono de este libro con el del vídeo que el equipo de Lucasfilm y Disney le dedicaron en la Star Wars Celebration de este mes. Un emotivo montaje que arranca lágrimas, pero por motivos radicalmente contrarios.

El diario de la princesa
Autor:

Carrie Fisher

Editorial:

Ediciones B (Nova)