«La adoración eucarística no es un invento nuestro, es una necesidad imperativa» - Alfa y Omega

«La adoración eucarística no es un invento nuestro, es una necesidad imperativa»

La adoración perpetua «es tener abiertas capillas, donde el Señor permanece 24 horas al día y abre la puerta para que entre quien sea y se encuentre con Él». Lo afirmó monseñor Carlos Osoro, al celebrar la Eucaristía de clausura del V Encuentro de Capillas de Adoración Eucarística Perpetua

María Martínez López

Monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, clausuró este domingo el V Encuentro de Capillas de Adoración Eucarística Perpetua, afirmando que «la adoración no es un invento nuestro, es una necesidad imperativa, desde el momento en el que el Señor nos dijo que se quedaba entre nosotros». Al llegar al encuentro, que se celebraba en San Lorenzo de El Escorial, monseñor Osoro tuvo la oportunidad de saludar a varios conocidos de sus antiguos diócesis de Oviedo y Valencia, con quienes había trabajado para la puesta en marcha de capillas de adoración perpetua.

Desde la experiencia personal, por tanto, pudo decir: «Sabéis lo que significan las capillas de adoración perpetua, donde mucha gente va, y se encuentra con el Señor, cambia su vida, y encuentra lo que no ha encontrado en otros sitios: a Jesucristo. A los que vivimos esto, nos impulsa a salir y contagiar ese rostro vivo que contemplamos en la adoración».

«Dios quiso estar con nosotros -explicó también-, y la adoración perpetua precisamente nos hace recordar que en el misterio de la Eucaristía, Jesucristo cura los corazones destrozados y sana las heridas del hombre. ¿Cómo no vamos a hacer posible que todos los hombres puedan acercarse» a Él?

La homilía del arzobispo de Madrid giró en torno a tres puntos, siguiendo las lecturas del día. El primero de ellos es que «Jesús busca a los hombres, y sus discípulos tienen que ir también a buscarlos. Pero, para salir a buscar a los hombres, hay que orar. No se puede hacer por nuestras fuerzas, marcando nosotros la dirección, sino a la manera del Señor. Es en la contemplación de su persona, de su rostro, donde nosotros cogemos fuerzas para anunciar a Jesucristo. Ahí encontramos la fuerza, la capacidad de salir de nosotros mismos y de entrega».

«La experiencia más necesaria hoy»

En segundo lugar, Jesús entra en las casas de los demás. «Se acerca a nosotros cuando lo contemplamos» en la Eucaristía; «y, a través de nosotros», se acerca a los demás «cuando, como fruto de esta contemplación, les acercamos su rostro». La adoración perpetua -continuó- «es tener abiertas capillas, donde el Señor permanece 24 horas al día y abre la puerta para que entre quien sea y se encuentre con Él. Quizá la experiencia más necesaria hoy es sentirse amado por Dios mismo». En efecto, «sólo podemos ser sanados por una mano amiga que se posa sobre nosotros. Esa mano, ¿no es la presencia del Señor en nuestra vida?».

Por último, «Jesús nos cura y nos hace servidores de los hombres». Al rezar y adorar, «no nos escondemos ante los problemas que tienen los hombres. Jesús sirvió, y cuando le contemplamos, nos hace servidores a Su estilo». Monseñor Osoro concluyó pidiendo: «Acerquémonos a los hombres, busquemos a los hombres, entremos en sus casas, posibilitemos que Jesús entre en sus vidas, y descubramos que cuando entra, nos cura y nos hace servidores unos de otros».

Además de monseñor Osoro, han participado en el encuentro el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia; monseñor Demetrio Fernández, obispo de Córdoba; monseñor Francisco Cerro, obispo de Coria-Cáceres, y monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián.