San Isidro zahorí - Alfa y Omega

San Isidro zahorí

Joaquín Martín Abad
El Milagro del pozo, de Alonso Cano, de 1648

Lo usual es san Isidro Labrador. Pero podemos añadir zahorí, porque fue pocero, que nada tiene que ver con el desatascador de tuberías. Los poceros entonces excavaban pozos donde presentían agua potable. Ahora llamamos zahorí (del árabe hispánico) a quien es capaz de descubrir manantiales subterráneos por radiestesia. Como prueba una fuente y cuatro pozos que zahorió san Isidro.

La fuente, en la ermita del Santo. Una lápida que relata unas cuantas curaciones enmarca su caño y, sobre ella, en hornacina, su figura mira al cielo mientras brota el surtidor que admira a los presentes. Se le pinta con arado de labrador y con aguijada de ganadero, pues se cuenta que con ella abrió esta fuente curativa. Procede de un manantial (desde el centro del actual cementerio de San Isidro) y por otro viaje de aguas medieval llegaba hasta el puente de Toledo. Ermita y fuente congregan secularmente en su pradera la romería castiza.

En la casa de san Isidro (Museo del Santo, en la plaza de San Andrés) donde vivió al servicio de los Vargas, está el pozo de 27 metros de profundidad y tres metros de agua donde se suele situar el milagro del pozo: san Isidro venía del campo con su esposa, santa María de la Cabeza, y por su oración alcanzó la gracia de que las aguas subieran hasta el brocal a su hijo, que había caído en él, y no pereció ahogado.

En la ermita de Santa María la Antigua (María Magdalena, mudéjar del XIII) de Carabanchel, bajo el coro, se redescubrió hace 20 años un pozo de 13,50 metros de profundidad y 2,50 metros de agua con brocal de medio metro de alto. Junto a él, en una puerta de madera, hay una inscripción del XVIII: Pozo de Sn. Ysidro. Y el códice de Juan el diácono (s. XIII), sitúa en ese lugar el milagro del borriquillo, que salió indemne de un lobo gracias a la oración del santo.

En la colegiata de San Isidro el subsuelo de la capilla de la Inmaculada alberga otro pozo del santo, excavado para la familia de los Vera, propietarios de una casa situada en ese mismo lugar antes de la construcción del templo. Y en la antigua casa de Vargas (biblioteca municipal, calle San Justo) se ha respetado dentro del patio un magnífico brocal con representación del santo que perpetúa la memoria de este otro pozo.

Así pues, san Isidro Labrador y zahorí.