En Huesca ya creían en la Inmaculada dos siglos antes del dogma - Alfa y Omega

En Huesca ya creían en la Inmaculada dos siglos antes del dogma

Uno de los ejemplos de la religiosidad de Huesca es que dos siglos antes de la proclamación del dogma, para ser doctor en Huesca era requisito jurar la creencia en la Inmaculada Concepción

Colaborador
Fachada de la catedral de Huesca. Foto: María Pazos Carretero

La Iglesia en Huesca ha pasado por múltiples situaciones. De ser muy influyente en las decisiones que se tomaban en la Corte de Aragón y una diócesis rica y poderosa, pasó a ser una diócesis pequeña, como consecuencia de la reestructuración de la Iglesia en el Alto Aragón en 1572, cuando el Papa san Pío V concedió a Felipe II la desmembración de la diócesis en tres, mediante la bula Sacrosancta romana ecclesia, en virtud de la cual se separó la diócesis de Jaca, unida hasta entonces bajo la mitra de un solo obispo –ad personam– y la creación de la diócesis de Barbastro.

En el siglo XIX vino a ser también pobre, además de pequeña, debido a las consecuencias de los procesos de desamortización de Mendizábal y Madoz.

La sede de Huesca se debe al obispo Pedro, que consagró la mezquita mayor como catedral el 5 de abril de 1098, de acuerdo con la bula Pie posstulatio de Urbano II. Otro obispo importante fue Jaime de Roca, que consiguió de Jaime I el permiso para la construcción de una catedral en 1273. No podemos dejar de citar a don Juan de Aragón y de Navarra, que propició la terminación del referido templo y la construcción del magnífico retablo que preside el altar mayor, obra de Damián Forment.

La influencia en la vida ciudadana era evidente, desde los toques de campana que organizaban las actividades de la ciudad, pasando porque la Iglesia regentó y financió la única instalación sanitaria de Huesca hasta el siglo XX, o las escuelas que, junto a la universidad, formaban a los diocesanos.

Otro signo de religiosidad muestra que, en Huesca, dos siglos antes de que el Papa Pío IX definiera el dogma de la Inmaculada Concepción –el 8 de diciembre de 1854–, jurar la creencia en la Inmaculada Concepción de María y comprometerse a defenderla era condición sine qua non para recibir el grado de doctor en la universidad.

El autor, Félix Rodríguez Prendes, junto a monseñor Ruiz y el deán de la catedral, Juan Carlos Barón, durante la presentación del libro en la catedral la pasada semana. Foto: Diócesis de Huesca

Los años de persecución

Otro capítulo muy complicado fue la vida de la Iglesia durante la II República y la Guerra Civil, donde la persecución y ensañamiento contra todo lo que significase la Iglesia llevó a una situación de auténtico desastre. Fueron asesinados 48 sacerdotes y 219 seglares por el delito de ser católicos. La destrucción de obras de arte, edificios, objetos de culto, archivos y bibliotecas –como consecuencia de la ley de mayo de 1933 que definió de propiedad pública todos los bienes de la Iglesia–, fue casi mayor que la que se produjo durante la desamortización del siglo XIX. Algunos ayuntamientos están tratando de resucitar hoy la malhadada ley de 1933, de momento sin éxito.

La Iglesia en Huesca ha pasado por situaciones iguales o peores que las actuales a lo largo de la historia. Pero hago mía una expresión que escuché a una madre abadesa: «Este negocio es del Señor, lo nuestro es bregar o arar, la cosecha o la pesca es cosa de Él».

El Señor maneja la historia de la Iglesia porque si no, después de 2.000 años, pasando por tantas vicisitudes como ha pasado, no existiría. Movimientos y creaciones puramente humanas, con vocación de eternidad, como Roma, el Imperio germánico, el comunismo o el nazismo, por poner cuatro ejemplos, han resultado efímeros. Pero La Iglesia es la obra del Espíritu Santo.

El obispo de Huesca, monseñor Julián Ruiz, en el prólogo del libro Huesca es cristiana recuerda que, junto a los errores y fracasos que se han dado en el devenir histórico, vemos la guía del Espíritu Santo, que va reconduciendo los procesos para que la historia de la diócesis sea la de una comunidad eclesial que realiza su misión de anunciar el Evangelio en cualquier época y circunstancia.

Félix Rodríguez Prendes
Autor de Huesca es cristiana (Editorial Pirineos)