Orden del Santo Sepulcro - Alfa y Omega

Orden del Santo Sepulcro

Joaquín Martín Abad

En Madrid tiene su cancillería el Capítulo Noble de Castilla y León de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, es decir, la Lugartenencia de España Occidental que abarca Andalucía, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Ceuta, Extremadura, Galicia, La Rioja, Madrid, Melilla, Murcia y País Vasco. La de España Oriental comprende Aragón, Baleares, Cataluña, Navarra, Valencia y Andorra.

Cuando en 1899 se restauró el templo de San Francisco el Grande, perteneciente a la Obra Pía de los Santos Lugares de Jerusalén y atendido secularmente por los Franciscanos Menores, el 21 de febrero de ese año se emitió una real orden para que el capítulo pudiera celebrar sus funciones religiosas en el templo, mantener sus reuniones en las dependencias del convento y custodiar en una estancia su propio archivo, como hasta ahora viene aconteciendo.

Canónicamente la orden es, conforme al código vigente, una asociación pública internacional de fieles laicos de derecho pontificio, integrada por caballeros y damas, abierta a eclesiásticos –obispos y presbíteros– para su servicio. Mantiene triple finalidad: la santificación de sus miembros; su correspondiente apostolado espiritual, cultural y social, y el destino de las contribuciones y resultados de sus actividades (como las de las lugartenencias de todo el mundo, con casi 30.000 miembros), a subvenir las necesidades pastorales del Patriarcado latino de Jerusalén, que se extiende en territorios de Israel, Palestina, Jordania y Chipre. Por tanto, es una ayuda fundamental e insustituible para los católicos en Tierra Santa que, a su vez, ayudan a familias de otras confesiones.

El origen de la orden se remonta a Godofredo de Bouillon, cuando en el siglo XII los caballeros investidos fueron a Tierra Santa para proteger los Santos Lugares. En España su realidad ya consta desde antes de 1131, con sede principal en la colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud. Como ahora se comprueba, resultó eficaz la restauración de la orden en España en 1874.

La investidura de los nuevos miembros se realiza anualmente, alternando un año en Madrid y el siguiente en otra diócesis donde el capítulo tiene o quiere tener presencia y actividad.