Gentes: Livio Melina, presidente del Instituto Juan Pablo II (en Tempi / Infocatólica) - Alfa y Omega

La fe debe hacerse cultura. Es una exigencia intrínseca e irrenunciable de la identidad cristiana, que debe expresarse en el obrar y confrontarse con las grandes cuestiones culturales que se agitan en la sociedad. Si no lo hace, el cristiano no sólo incumple su misión en el mundo y se transforma en sal insípida, sino que, al final, él mismo no conseguirá entender la fe que profesa y que ha relegado al intimismo.