Francisco Cerro Chaves: «Queremos ser una Iglesia en salida y al servicio de los pobres» - Alfa y Omega

Francisco Cerro Chaves: «Queremos ser una Iglesia en salida y al servicio de los pobres»

Cumple en septiembre diez años como pastor de la diócesis de Coria-Cáceres. Desde entonces cada fin de curso convoca un Congreso Teológico Pastoral, el de este año muy en línea con el proceso sinodal que vive la diócesis

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Foto: Diócesis de Coria-Cáceres

Cuando Francisco Cerro Chaves llegó, hace diez años, a Coria-Cáceres como obispo, tuvo claro que cada curso la diócesis debería tener una presentación del plan pastoral al principio y un Congreso Teológico Pastoral como clausura. Este viernes 16 de junio ha comenzado la novena edición de este último, un espacio para celebrar, orar, formarse y tomar el pulso a cómo ha caminado la diócesis durante el curso. Por él han pasado cardenales, obispos, teólogos, periodistas, laicos «que nos ayudan a profundizar lo que está viviendo la Iglesia como proyecto de evangelización», dice Cerro Chaves. Un encuentro que además puede ayudar en el camino sinodal diocesano que está recorriendo esta Iglesia extremeña desde 2014.

¿Cómo se presenta la edición de este año?
La inauguración será a cargo del cardenal Maradiaga. Cada año, el esfuerzo que hace la diócesis es fantástico. Estamos en el momento álgido, pido a todos los diocesanos que participen. La presencia de Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, que pertenece al grupo de los ocho cardenales que el Papa Francisco ha confiado muchas de las reformas de la Iglesia, es una alegría enorme para nosotros, por su vinculación afectiva y efectiva con el Papa, que también es la nuestra. Es un momento para reafirmar lo que queremos: una Iglesia en salida al servicio de los pobres, una vuelta a lo que está repitiendo el Papa Francisco constantemente. A pesar de nuestros fallos, tenemos claro hacia dónde tenemos que caminar y el sínodo lo está demostrando.

¿Y el resto de ponentes?
Este congreso va a contar con personas que hoy en la Iglesia por su vida y testimonio nos pueden iluminar en el camino del sínodo, como misión de la Iglesia de anunciar a Jesucristo y que nos ayude a ser una Iglesia que en salida vive para llevar el amor de Jesús a los que sufren. El padre Miguel Márquez Calle, OCD, o el filósofo José Manuel Domínguez Prieto, la periodista Cristina López Schlichting, Ester Martín, responsable de la oficina de transparencia de la CEE o la vicepresidenta de Manos Unidas, pueden ser providenciales en estos momentos, ayudándonos a encarar el sínodo diocesano, el acontecimiento eclesial más importante de los últimos años, como mayor espacio de corresponsabilidad con que cuenta el obispo.

¿Por qué convocó un sínodo diocesano?
Hace tres años consulté la idoneidad de la celebración de este evento que marcará un antes y un después en nuestra Iglesia diocesana. Era muy consciente de que era necesario conocer y compartir las alegrías, los dolores, los sufrimientos y esperanzas de nuestra gente, que camina en nuestra diócesis de Coria-Cáceres.

Un sínodo es siempre algo extraordinario, una gran oportunidad para ponernos las pilas en esta tierra, en este momento que nos toca vivir y donde debemos convertir los obstáculos que existen en retos para juntos buscar soluciones. Por eso este sínodo, para tomar el pulso a la realidad y seguir en la tarea de la Iglesia, como dice nuestro lema sinodal: Caminar juntos con Cristo para buscar, renovar y fortalecer la fe.

¿Cómo lo está viviendo la diócesis?
Llevamos tres años caminando con más de 3000 participantes distribuidos en grupos (322) y que han reflexionado sobre cuatro temas: anuncio del Evangelio y transmisión de la fe; compromiso social y caritativo de la Iglesia en la sociedad hoy; formación y participación de los laicos en la Iglesia y el mundo y por último, la organización pastoral de la diócesis. El próximo otoño tendrán lugar las asambleas finales. Estamos en un momento trascendental en la diócesis. Y muy ilusionante.

Los fieles están viviendo también esa ilusión…
Los miembros de los grupos sinodales viven este momento con una profunda alegría. Para ellos es una gracia poder hablar, con tranquilidad, sobre qué puede ser mejorable en la Iglesia diocesana. Para algunos supone hasta un planteamiento de conversión pastoral. Saben que el sínodo no es para inventarse la fe ni la moral, sino que es totalmente pastoral, es decir, que todos tenemos que estar implicados, eso se llama corresponsabilidad, para que nuestra Iglesia diocesana sea fiel al proyecto de Jesucristo y siga evangelizando este mundo que construimos entre todos. Alguien me preguntó: «¿De verdad que cree que un sínodo es la panacea, la solución?». Recuerdo que, sencillamente, le contesté: «Hoy panacea no es nada, sin embargo, lo que sí está claro es que no hacer nada no es la solución».

Lorena Jorna
Cáceres